El pasado miércoles 22 de enero se presentó «Somos México», un esfuerzo del Frente Cívico Nacional (FCN) y otras agrupaciones para formar un nuevo partido de oposición, presentando en paralelo la documentación requerida ante el INE antes de que el 31 de enero venza el plazo para que las organizaciones interesadas manifiesten su intención para obtener su registro y participar en las elecciones.
La presentación de «Somo México» generó diversas reacciones, principalmente en redes sociales, algunas de las cuales son parte de un rechazo que vienen enfrentando los partidos políticos tradicionales y la oposición en particular en el actual escenario político nacional.
Por una parte, la presentación de la nueva opción política generó aceptación de grupos de quienes simpatizan con los trabajos previos del FCN y con varios de sus liderazgos como Guadalupe Acosta Naranjo o Fernando Belaunzarán; pero, por otro, también se repitieron los mismos argumentos de rechazo por la participación de personajes que se vinculan otros partidos, en el sentido de que no se deben incluir a exmilitantes en este tipo de fuerzas políticas.
Prohibir a alguien seguir participando en política sólo porque antes militó en otro partido ha sido una exigencia de quienes buscan limitar la libertad de asociación y participación de los mexicanos, pero es curioso que esto sólo se exija a quienes están en la oposición, pues no aplica para Morena, cuya militancia en gran medida proviene de otros partidos.
Adicionalmente, tenemos a los que anteponiendo su supuesta superioridad moral, cuestionan este tipo de esfuerzos y anticipan una final prematuro para un proyecto que aún no tiene su registro como partido, incluso con detalles que los retratan al señalar que la presentación fue en un evento desangelado o que no se necesita un nuevo partido de oposición, mientras fustigan a las fuerzas opositoras existentes.
Lo que es cierto es que lo que debería ser una noticia positiva en tanto que se trata de una nueva opción política para los ciudadanos, enfrenta un rechazo de ciertos sectores en redes sociales que muestran que para ellos deberíamos vivir en un país de partido único.
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