En los últimos meses, el partido Morena ha sido epicentro de una serie de escándalos que cuestionan su narrativa de austeridad y transformación moral, heredada del expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Bajo el mandato de Claudia Sheinbaum, quien asumió la presidencia en octubre de 2024, estos episodios involucran a figuras clave del círculo obradorista, como el senador Adán Augusto López Hernández, exsecretario de Gobernación y considerado un «hermano» por AMLO, y los hijos del expresidente, Andrés Manuel (Andy) y Gonzalo (Bobby) López Beltrán. La pregunta central es si estos hechos señalan una fractura irreparable entre Sheinbaum y su mentor, o si simplemente revelan corrupciones que ya no pueden ocultarse, erosionando la unidad del movimiento guinda.
El detonante principal ha sido el caso de Adán Augusto, quien enfrenta acusaciones de nexos con el crimen organizado durante su gubernatura en Tabasco (2019-2021). Hernán Bermúdez Requena, alias «El Comandante H», su exsecretario de Seguridad Pública, fue vinculado al grupo criminal «La Barredora», responsable de una ola de violencia en el estado sureño. Bermúdez, militante de Morena desde 2023, huyó de México en enero de 2025, contaba con una ficha roja de Interpol por lavado de dinero y narcotráfico, y fue detenido en Paraguay para ser expulsado de dicho país el 17 de septiembre. Investigaciones de la Fiscalía de Tabasco, impulsadas por el actual gobernador morenista Javier May, apuntan a que Bermúdez operaba con impunidad bajo la administración de Adán Augusto, quien lo veía diariamente en mesas de seguridad. El escándalo estalló en julio de 2025, cuando se reveló una orden de aprehensión contra Bermúdez, desatando especulaciones sobre la responsabilidad del senador.
Sheinbaum ha respondido con cautela, instando a Adán Augusto a pronunciarse públicamente y abriendo la puerta a investigaciones federales. «La Fiscalía tendría que ver si hay algo relacionado con Adán Augusto», declaró la presidenta en una conferencia matutina. Sin embargo, el blindaje interno de Morena ha sido evidente: senadores guindas cerraron filas con un desplegado que califica las acusaciones de «intento para debilitar el proyecto transformador». Luisa María Alcalde, presidenta del partido, enfatizó: «Hasta donde tope», refiriéndose a la no protección de culpables, pero sin acciones concretas contra el senador. El PAN presentó una denuncia penal contra Adán Augusto por presuntos vínculos con el narco, exigiendo su renuncia, lo que ha amplificado el ruido político.
Paralelamente, los hijos de AMLO han sido salpicados por investigaciones de corrupción. Andy López Beltrán, secretario de Organización de Morena, y Gonzalo López Beltrán enfrentan señalamientos por huachicol fiscal en la Secretaría de Marina (Semar), un escándalo que involucra a mandos navales como el contraalmirante Fernando Farías Laguna y Roberto Blanco Cantú, alias «El Señor de los Buques». Este caso, revelado en septiembre de 2025, expone una red de robo de combustible que contradice la militarización de puertos promovida por AMLO. Ante posibles órdenes de aprehensión, un amparo fue tramitado el 16 de septiembre ante el Juzgado Segundo de Distrito en Zacatecas (expediente 2098/2025), protegiendo a los hermanos y otras 14 personas contra detenciones, incomunicación o desaparición forzada. El juez concedió la suspensión de plano, con una fianza de 10 mil pesos, y fijó audiencia para octubre. Promovido por Francisco Javier Rodríguez Smith Macdonald, el recurso no fue firmado inicialmente por los beneficiarios, pero busca blindarlos mientras la Fiscalía General de la República (FGR) indaga.
Estos eventos no ocurren en el vacío. Morena ha lidiado con otros escándalos, como los lujos de legisladores como Ricardo Monreal y Pedro Haces en Madrid, o el huachicol en aduanas que involucra a la Marina, antes intocable. Sheinbaum, en su primer informe de gobierno en septiembre de 2025, destacó logros como la reducción del 25% en homicidios, pero evitó mencionar directamente a AMLO, enfocándose en su «estilo distintivo». Analistas como Paula Sofía Vásquez señalan que estos casos complican la relación con Estados Unidos, que acusa a México de no purgar la corrupción narco. The New York Times ha calificado el episodio de Bermúdez como un «parteaguas» que podría demostrar una ruptura entre Sheinbaum y su mentor.
¿Se trata de una ruptura real? Hay indicios. Fuentes internas de Morena revelan que figuras como Adán Augusto y los hijos de AMLO «no respetan» a la presidenta, viéndola como temporal mientras AMLO es el «líder moral». La ausencia de Andy en el Consejo Nacional de Morena en julio, y el silencio calculado de AMLO desde Palenque, Chiapas, sugieren tensiones. Sheinbaum ha enviado cartas al partido recordando principios de austeridad, y ha criticado públicamente los derroches, pero evita confrontaciones directas para preservar la unidad ante las elecciones de 2027. Columnistas como Raymundo Riva Palacio argumentan que la presidenta está «atada de manos» por lealtad al movimiento, pero esto erosiona su autoridad.
En realidad, estos hechos parecen más una exposición inevitable de corrupciones sistémicas que una ruptura declarada. Morena nació como movimiento anticorrupción, pero el poder ha corrompido a sus élites, como en cualquier partido. Sheinbaum, con su fama de sobria, busca desmarcarse gradualmente: fortaleciendo la estrategia de seguridad y presentando su primer presupuesto federal sin sombra obradorista. Sin embargo, el legado de AMLO pesa: su popularidad intacta podría usarse para sofocar rebeliones internas, pero a costa de manchar la «Cuarta Transformación». Si no hay depuración, el partido arriesga implosión, beneficiando a la oposición. Para México, estos escándalos subrayan la urgencia de instituciones independientes, más allá de liderazgos personales.
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