En su columna del 23 de octubre, Raymundo Rivapalacio comenta que «Sheinbaum cree en lo que le dicen y se está equivocando. No se da cuenta, en la pecera de Palacio, que la están llevando a cometer una ilegalidad y una traición a la patria, y que sólo ella terminará pagando los costos de sus extralimitaciones».
El motivo de esta reflexión son los comentarios que la presidenta ha dicho en algunas de sus conferencias mañaneras y que resultan ser frases engañosas, falsas o que reflejan la falta de conocimiento de la titular del Ejecutivo Federal en varias materias, algo que los medios han señalado al verificar la información que se presenta en Palacio Nacional.
Una prueba de esto es lo que afirmó la presidenta de que en Estados Unidos se eligen jueces, algo que ya fue verificado y se encontró que no es como dice Sheinbaum; otra afirmación que generó dudas acerca de su veracidad es la que no está cometiendo un desacato al no aceptar la orden de una jueza para que retirara la publicación relacionada con la reforma al Poder Judicial.
Como lo explicó en su espacio Raymundo Rivapalacio: «Sheinbaum se negó el viernes a acatar el mandato de la jueza, lo que en la práctica significa un desacato. Esta acción, viniendo de la jefa del Estado mexicano, fue ampliamente criticada al sentar un pésimo ejemplo. Si ella se niega a cumplir una orden judicial, ¿qué impide que nos neguemos a pagar impuestos? La Presidenta argumentó ayer que el juicio de amparo que otorgó la jueza es improcedente contra adiciones y reformas a la Constitución. Este alegato abriría una discusión de interpretación jurídica interesante, salvo que existen precedentes de que la jueza sí está dentro de sus facultades, por lo cual sí cometió desacato».
Las conferencias que llevan a cabo jueces para desmentir algunas de las afirmaciones que salen de Palacio Nacional, como la acusación de que no liberaron una orden de aprehensión cuando fue la FGR la que no presentó una carpeta de investigación debidamente integrada, son otros ejemplos de lo que comentamos.
Aquí lo interesante es revisar quien aconseja a la presidenta, encontrando que su consejera jurídica, Ernestina Godoy; su asesor Arturo Zaldívar, los legisladores Adán Augusto López y Ricardo Monreal, son quienes, al menos en el tema de la reforma al Poder Judicial, han mal informado a la mandataria, como ejemplifica el columnista: «Sheinbaum no está reaccionando bien. Ayer declaró que está en marcha “una nueva campaña” que busca insistir en que no existe en México el Estado de derecho, mientras que la aplanadora de Morena intentó una especie de golpe técnico contra la Suprema Corte. Mediante una enmienda constitucional, cuyo borrador está firmado por los coordinadores en el Senado y la Cámara de Diputados, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, así como por los presidentes de ambas, Gerardo Fernández Noroña y Sergio Gutiérrez Luna, pretenden cancelarle a la Corte sus atribuciones para que no pueda tocar la reforma judicial ni los amparos. Esta iniciativa, que también afecta a millones de mexicanos, es exactamente lo contrario a lo que denuncia Sheinbaum; están apuntalando un país sin certidumbre ni garantías jurídicas».
No es la primera ocasión en que un presidente acaba atrapado en una burbuja en el ejercicio de su cargo, pues por la carga de trabajo no tiene tiempo para leer las iniciativas o las tarjetas informativas que se le preparan y acaba atendiendo los comentarios que le hacen en reuniones breves que tiene con sus asesores. López Obrador reaccionaba acerca de ciertos temas por los comentarios que minutos antes de iniciar sus mañaneras le hacía Jesús Ramírez Cuevas, su director de comunicación –más bien de propaganda–.
Sheinbaum no se da cuenta de que ya está en una burbuja y que la información que le proporcionan no es la correcta, pero para nosotos queda la duda de cuál es la razón por la que este tipo de personajes actúa de esta manera, aunque en algunos caso –como en el de Monreal– se puede entender su proceder para que no se revise el tema de la inseguridad en Zacatecas o para que otro de sus familiares entre a la nómina del gobierno, como sucedió con su hija, la candidata derrotada en la alcaldía Cuauhtémoc.
Quizá en los otros casos hay motivaciones similares.
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