¡Ay, qué bonito se ve todo en las fotos oficiales! Alcaldes y gobernadores posando con banderazos de arranque para el «Operativo Navidad Segura 2025», con cientos de elementos de la Guardia Nacional, Sedena, policías estatales y municipales desplegados en centros comerciales, bancos y calles principales. En Ecatepec suman 240 guardias nacionales extras, en Monterrey casi 500 más, en Fresnillo y Nuevo Laredo prometen saldo blanco, y hasta en Cuautlancingo y González hay rondines eternos. Todos juran que esta vez sí, que las posadas y aguinaldos estarán blindados contra los rateros.
Pero, caray, abre uno las redes sociales y la cosa cambia de color. Videos de robos en pleno día, denuncias de asaltos en transporte público, casas vacías saqueadas mientras la familia anda en la verbena, y quejas de que los patrullajes brillan por su ausencia justo donde más se necesitan. «¡Pura foto!», gritan los usuarios, y no les falta razón: los operativos suenan a disco rayado de cada diciembre, con el mismo guión de «reforzaremos vigilancia» mientras la delincuencia sigue operando como si nada, cobrando aguinaldo a su manera.
No es que los policías no la rieguen –muchos sí andan chambeando–, pero ¿de qué sirve tanto despliegue si los resultados no se sienten en la calle? La gente ya no traga entero: comparte tips para no ser fleteado, alerta de estafas cibernéticas con «regalos navideños» falsos, y hasta la embajada gringa anda dando consejos a sus paisanos porque aquí la inseguridad no toma vacaciones.
Al final, esta «Navidad Segura» parece más campaña publicitaria que estrategia real. Los políticos presumen fotos y cifras, pero el ciudadano de a pie sigue con el Jesús en la boca cada vez que sale a comprar los tamales. ¿Será que el verdadero milagro navideño sería una seguridad que no necesite tanto anuncio? Mientras tanto, cuídense mucho, compas: cierren bien la casa, no anden presumiendo el bono en redes y, si ven una patrulla, tóquenle el claxon para que sepan que existen.
