Morena no ha querido reconocer que tiene un grave problema: por un lado, recicla funcionarios que no dieron resultados notables en su anterior paso por el gobierno, a la vez que aceptan la entrada de más integrantes de su odiado adversario, el PRIAN, mostrando a la vez que del odio al amor sólo hay un paso.
En la semana que termina, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció el regreso de Rafael Marín Mollinedo a la Agencia Nacional de Aduanas, además de que también informó que Tatiana Clouthier se integrará formalmente al Instituto de Mexicanos en el Exterior (IME).
Esto en momentos en que, en las jornadas de afiliación del partido oficial, aparecen en la antesala para integrarse en el padrón morenista personajes anteriormente cuestionados por los propios morenistas como el exgobernador de Oaxaca y expriísta Alejandro Murat, así como dar la presidencia de una comisión del Senado al expanista Miguel Ángel Yunes.
Lo anterior nos lleva a preguntar si no hay cuadros preparados en Morena para ocupar estas posiciones o por qué razón siguen recurriendo a exmiembros del PRIAN, además de la razón del silencio de quienes en redes sociales despotrican en contra de su odiado adversario cuando llegan más exmilitantes del PRI y del PAN.
Pero como en Morena hay muchas contradicciones y pocos honestos que quieran reconocer que no pueden seguir repitiendo aquello de «primero los pobres» y contar como diputado con personajes como Pedro Haces, o que no pueden acusar de todo lo malo al PRIAN cuando los mejores lugares en el gobierno o en el legislativo los ocupan, precisamente, prianistas, los problemas seguirán.
