El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fundado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en 2014 como un partido anticorrupción, ha enfrentado múltiples escándalos que cuestionan su compromiso con la transparencia y la justicia social. A pesar de su discurso de austeridad, la ostentación de lujos y las prácticas corruptas han empañado su imagen.
Uno de los casos más graves es el de Segalmex, la agencia creada en 2019 para garantizar la seguridad alimentaria. Entre 2021 y 2022, se presentaron 69 denuncias ante la Fiscalía General de la República por desvíos de entre 9,500 y 15,000 millones de pesos (USD 560-850 millones). Las acusaciones señalan adjudicaciones directas a empresas fantasma que no entregaron insumos agrícolas, como pesticidas y sacos, afectando a pequeños productores. La Auditoría Superior de la Federación detectó irregularidades, pero las investigaciones no han avanzado significativamente, lo que sugiere protección política.
El Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado (INDEP) también ha sido señalado por irregularidades. Creado para administrar bienes confiscados, se le acusó de subastas opacas y desvíos de recursos, con denuncias de favoritismo en contratos que beneficiaron a cercanos al partido. Estas prácticas contradicen la promesa de Morena de erradicar el clientelismo.
Otro escándalo relevante involucra a Hernán Bermúdez, exsecretario de Seguridad de Tabasco, ligado a la extinta Dirección Federal de Seguridad y ahora prófugo por liderar el grupo criminal “La Barredora”. Su cercanía con figuras de Morena en Tabasco levantó sospechas sobre la tolerancia del partido hacia personajes con nexos criminales.
Las adjudicaciones directas han sido otra constante. Morena ha sido criticada por otorgar contratos sin licitación, muchos de los cuales se traducen en apoyos electorales. Estos contratos, a menudo disfrazados de programas sociales, han sido señalados como mecanismos para comprar lealtades y financiar campañas, replicando prácticas del viejo PRI.
Además, han surgido sospechas de vínculos con el crimen organizado. En 2021, Rogelio Portillo, candidato de Morena, fue identificado como fugitivo buscado por la DEA. Informes periodísticos, como los de ProPublica, han señalado que narcotraficantes habrían financiado la campaña de AMLO en 2006, aunque las acusaciones no prosperaron.
Finalmente, la revocación de visas a militantes de Morena por parte de Estados Unidos, como en el caso de algunos funcionarios ligados a irregularidades, refleja la desconfianza internacional hacia la integridad del partido. Estas acciones, junto con la ostentación de lujos por parte de figuras como los hijos de AMLO, contrastan con el discurso de austeridad y han alimentado la percepción de que Morena ha traicionado sus ideales fundacionales, adoptando las prácticas que prometió combatir.
A lo anteriore hay que agregar la gran cantidad de militante de Morena que vienen del PAN, del PRI o del PRD, que muestran una contradicción más, pues los actuales dirigentes culpan a estos partidos de lo mal que está el país, pero suman a sus filas a los responsables de generar esos problemas.
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