En el contexto político actual de México, la administración encabezada por el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) ha adoptado una estrategia de minimización frente a diversas crisis sociales. Desde la inseguridad hasta la economía, las respuestas del gobierno han sido caracterizadas por una tendencia a desestimar las preocupaciones de la ciudadanía, un enfoque que podría traer graves repercusiones tanto a corto como a largo plazo. Este informe detalla cómo esta estrategia se ha manifestado en distintos ámbitos y qué implicaciones tiene para la gobernabilidad en el país.
La primera manifestación de esta estrategia puede observarse en la forma en que el gobierno de Morena responde a las marchas en contra de la inseguridad. Cada vez que se organizan protestas, con participantes que expresan su descontento por el aumento de la violencia y la criminalidad, las autoridades clasifican estas manifestaciones como eventos menores. Por ejemplo, declaraciones como «son pocas personas las que protestan» intentan trivializar la preocupación de aquellos que se sienten amenazados en su vida diaria. Este enfoque no solo deslegitima los reclamos de la ciudadanía, sino que también puede ser interpretado como un intento de evadir la responsabilidad que tienen los gobernantes respecto a la seguridad pública.
Otro aspecto preocupante es la manera en que el gobierno maneja las cifras de personas desaparecidas. Una de las respuestas más controversiales ha sido el argumento de que «quizás aquellos que están desaparecidos regresaron a casa y su familia no lo informó». Esta declaración no solo desafía la gravedad del fenómeno de las desapariciones en el país, que ha alcanzado niveles alarmantes, sino que también presenta un menosprecio hacia el sufrimiento de las familias afectadas. La realidad es que las desapariciones son un problema grave que afecta a miles de familias en México, y minimizarlo solo puede resultar en una mayor desconfianza hacia el gobierno.
La situación económica también ha sido objeto de esta estrategia de minimización. Cuando las cifras de crecimiento económico no favorecen al gobierno, las autoridades suelen argumentar que no hay problema, porque «la economía es fuerte». Sin embargo, este tipo de afirmaciones ignora la realidad de millones de mexicanos que enfrentan dificultades para cubrir sus necesidades básicas. La pobreza y las dificultades económicas no desaparecen por el simple hecho de que el discurso oficial declare lo contrario. Al minimizar la crisis económica, se corre el riesgo de que se pierdan oportunidades para implementar políticas efectivas que impulsen el desarrollo y la creación de empleo.
La minimización se ha convertido en un patrón fácil, que puede llevar a la creación de una narrativa que justifique la permanencia de acciones ineficaces. El éxodo de migrantes que abandonan el país en busca de mejores oportunidades también recibe un tratamiento similar. A menudo se les tacha de ser «individuos que no valoran las oportunidades que se les presentan en México,» lo cual ignora las razones estructurales que están detrás de la migración, tales como la falta de oportunidades de empleo y la inseguridad.
Resulta evidente que esta estrategia de minimización puede tener efectos adversos en la percepción gubernamental, creando un abismo entre lo que realmente sucede en el país y el mensaje que se emite desde el poder. Al restar importancia a las inquietudes de la ciudadanía, se corre el riesgo de fomentar un clima de desconfianza y desánimo, socavando la legitimidad del gobierno y su capacidad de respuesta ante los problemas críticos que enfrenta la población.
Las manifestaciones sociales de rechazo y protesta continuarán mientras la administración no se tome en serio las demandas y preocupaciones de la ciudadanía. Si esta tendencia persiste, es probable que las tensiones sociales aumenten, lo que podría desembocar en un clima de inestabilidad que ninguna administración desea.
En conclusión, la minimización de problemas por parte del gobierno de Morena puede estar sembrando las semillas de un descontento que, en lugar de disiparse, crecerá y se manifestará de formas más contundentes a medida que las crisis se prolonguen. Solo a través de un enfoque realista y empático hacia las inquietudes de la población se puede esperar un diálogo constructivo y, en última instancia, una mejora en las condiciones de vida de los mexicanos.





































