Este domingo, Alemania celebró elecciones federales anticipadas que marcaron un giro político en el país. La Unión Demócrata Cristiana (CDU), liderada por Friedrich Merz, se alzó con la victoria al obtener el 28.6% de los votos, según resultados oficiales, posicionándolo como el próximo canciller. Sin embargo, el avance histórico de la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD), que alcanzó el 20.4% y se consolidó como segunda fuerza, robó reflectores y generó inquietud en Europa.
El Partido Socialdemócrata (SPD) del actual canciller Olaf Scholz sufrió una derrota inédita, cayendo al 16.3%, su peor resultado en más de un siglo. Los Verdes obtuvieron un 11.6%, mientras que los liberales del FDP y el nuevo partido BSW no superaron el umbral del 5%, quedando fuera del Parlamento. Con una participación récord del 83%, la más alta desde la reunificación en 1990, los alemanes mostraron un claro deseo de cambio tras el colapso de la coalición de Scholz en noviembre pasado.
Merz, quien descartó pactar con AfD, buscará formar una «gran coalición» con el SPD, aunque las negociaciones se prevén complicadas. El ascenso de la ultraderecha, impulsado por el descontento con la inmigración y la economía, plantea retos para la estabilidad política alemana.
Dato de interés para México: Alemania, destino de más de 15 mil migrantes mexicanos en los últimos cinco años, podría endurecer sus políticas migratorias bajo Merz, quien propone limitar la entrada irregular. Esto podría afectar a los mexicanos que ven en ese país una opción laboral o de refugio, especialmente ante las restricciones crecientes en Estados Unidos.
El resultado refleja una tendencia global de polarización que también resuena en América Latina, donde los debates sobre migración y economía dominan las agendas electorales.
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