Contrario a lo que uno pudiera pensar, luego de los escándalos que involucran a líderes azules en actos de corrupción, para muchos de los militantes panistas esto no es algo grave o que signifique dejar de apoyar al Partido, aún y cuando otros panistas ya han dejado, vía renuncia, de pertenecer al instituto político. Se trata de un fenómeno curioso, por decir lo menos, en el que lo que desde afuera se aprecia de gravedad, desde dentro se mira de forma distinta.
El cristal azul
Luego que en 2014 fueron dados a conocer diversos episodios que ponían en entredicho la ética panista, con temas como el de los famosos “moches” o filtraciones de grabaciones que revelaban conversaciones de las que se podían presumir irregularidades, al menos, el PAN reaccionó, en primera instancia, denunciando una campaña de desprestigio en su contra, aunque meses más tarde creara una comisión anticorrupción con Luis Felipe Bravo Mena al frente.
Más allá de la reacción, y de si esto implica o no aceptar que algo anda mal en sus filas, para muchos militantes la realidad se acomoda más a la versión de una campaña en contra del Partido, con la prensa como la punta de lanza de tal ataque, por lo que no es raro que los representantes de los medios sean vistos como el enemigo.
Por citar un ejemplo, luego de que quien esto escribe pudo platicar con algunos militantes panistas de la Delegación Benito Juárez –lo cual motivo este texto–, se pudo apreciar que hay una actitud de rechazo a las versiones que la prensa maneja de las irregularidades de servidores públicos emanados del blanquiazul. En concreto, acerca del exdelegado Jorge Romero Herrera, para estos militantes el problema no es que haya sido denunciado por la compra de un penthouse a un proveedor con descuento –lo cual implicaría algún tipo de complicidad–, ni las filtraciones de conversaciones entre los cercanos suyos en los que retratarían como un grupo misógino, ni las denuncias por manipulación del padrón o imposición de candidatos, sino que no se dio a conocer que limpio de vendedores ambulantes en varias zonas de la demarcación, así como otros logros, considerados por los propios militantes.
Y no ha sido el único caso, pues intramuros se defiende –a veces a capa y espada– a personajes azules cuestionados en los medios, desde gobernadores hasta legisladores, por lo que no es raro que esos mismos personajes reciban otra oportunidad –y hasta protección vía fuero– en una candidatura plurinominal con el visto bueno de la militancia.
Claro que hay quienes rechazan dichas prácticas y hasta renuncian al Partido, pero son los menos. Las salidas muestran la perdida por goteo de panistas decepcionados.
Otra faceta de este asunto, tiene que ver con lo que los propios militantes piensan de la prensa. Para una gran parte de ésta, los periodistas son parte de la maquinaria que busca atacar al Partido, minimizando sus logros y buscando restar simpatías ciudadanas.
No falta razón, en ocasiones, a esta concepción de la relación partido-prensa, pues hay episodios en la historia panista que demuestran como han sido utilizados diarios y revistas para atacar al partido en determinadas coyunturas.
En esta misma línea, no ayuda a enmendar la situación que algunos personajes relacionados con la izquierda contribuyan a difundir versiones falsas –o con pocos argumentos– de la historia azul, como es el caso del libro Las Raíces Nazis del PAN del caricaturista Rafael Barajas, que con unos pocos ejemplos se dio a la tarea de presentar una historia plagada de inexactitudes o, al menos, con poco rigor.
Así, la militancia muestra rechazo a la prensa, a la vez que critica los esfuerzos en materia de comunicación del propio Partido. A pesar de esta circunstancia, poco se hace por contar con mejores instrumentos de comunicación, tanto al interior como al exterior del blanquiazul, pues los mismos militantes se quejan de que no se les envia información que les ayude a difundir alguna de las posturas del PAN, como en el caso de la discusión acerca de la marihuana, por citar un ejemplo.
De la relación Prensa-Partido les recomendamos este material que publicamos con anterioridad en la revista Indicador Político.
El tema, por supuesto da para más, pero que nuestros lectores no se extrañen si continuan viendo a los panistas defender a los suyos a pesar de las pruebas en contrario, así como tampoco se deberán sorprender si la comisión anticorrupción llega a ninguna parte, a pesar de los buenos oficios del expresidente nacional Bravo Mena.
Migajas
En su columna diaria, Hugo Páez apunta que Margarita Zavala podría ser marginada de la carrera por la candidatura presidencial en 2018, gracias al control que el ahora grupo en el Poder, lidereado por Ricardo Anaya, ejerce en la estructura del Partido.
Rumbo a las elecciones extraordinarias en Sahuayo, Michoacán, la guerra entre los partidos va creciendo en intensidad. En esta ocasión, el PAN acusó al PRI de utilizar “artimañas legales” para evitar su triunfo.
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