La nueva expresión del nepotismo en Morena se llama Andy

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Aquí, entre nos, la cosa es que si alguien pensaba que la iniciativa de la presidenta Sheinbaum contra el nepotismo iba a pasar en Morena, pues andaba más despistado que un chilango sin tráfico. ¡Por favor! Eso de que «no le digan Andy» al hijo del mero mero, y que su nombre es «su legado», es el chismecito de la semana que nos deja claro el panorama.

La herencia de la 4T: ¿legado o latifundio familiar?

A ver, a ver, mis queridos lectores, ¿en serio creían que iban a meterse con los negocios familiares en Morena? Eso es como pedirle a un político que sea humilde. La 4T se ha caracterizado por muchas cosas, pero la pureza de sus filas, donde el compadrazgo y el influyentismo brillan por su ausencia, no es una de ellas. Al contrario, parece que el nuevo lema es «familia que trabaja unida, se mantiene unida… en el poder». Y es que, si lo vemos bien, esto del nepotismo no es algo nuevo, ¿verdad? Es una práctica tan arraigada en la política mexicana como la corrupción y las promesas incumplidas. Solo que ahora le ponemos un nombre más elegante: «legado familiar».

Un grito que retumba desde Palenque

Así que, mientras la Sheinbaum proponía su «noble» iniciativa, allá en Palenque se escuchó un grito que retumbó por todo el país: «¡Ese es el orgullo de mi nepotismo!». Y es que, al final del día, el nepotismo es un arte, una tradición milenaria en nuestro México. ¿O cómo creían que se heredaban los puestos, los contratos y las influencias? No sean inocentes, mis estimados.


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