La disyuntiva que veo

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Esta columna la envié a MILENIO antes de la jornada electoral, por eso me refiero aquí a lo que creo que vendrá en seguida.

En primer lugar, la algarabía, la pirotecnia, las fanfarrias y los discursos triunfalistas de los ganadores no evitarán que a estos comicios los registre la Historia como una puerca elección de Estado, por el insultante derroche de recursos públicos en favor de los cuatreros, y por la intromisión del rufián que pronto dejará el Palacio Nacional (y rufián significa: persona sin honor, perversa y despreciable, que vive de la estafa y la mentira). Fueron inútiles las 50 resoluciones de las autoridades electorales que condenaron su proceder, porque siguió pisoteando hasta el último día a la Constitución y las leyes. No involucionamos 30 o 40 años en materia electoral, porque los abusivos de ahora son, sobre todo, ignorantes y arrabaleros. Predomina en ese grupo una horda rapaz y delincuencial. Quienes ahí se hallan gozando de merecido prestigio son arrollados por la piara.

Desgraciadamente, la próxima presidenta recibirá un México polarizado y enconado, empobrecido, violento, entregado a los criminales, con instituciones agredidas y debilitadas, con un rezago suicida en educación, con pésimos servicios de salud y sin recursos públicos para atender las crecientes necesidades en esos servicios y en energía eléctrica; agua para la población, el campo y la industria; y obras de infraestructura indispensables para la vida y el desarrollo del país; por si fuera poco, la matanza de seres humanos continuará por tiempo indefinido.

La próxima presidenta recibirá un tigre herido y hambriento. El frenesí del triunfo se estrellará contra la herencia maldita de arcas públicas vacías, demandas sociales crecientes, inflación a la alza, del costo de la vida subiendo, y, como puñalada trapera, la deuda pública que acrecentó Tartufo en 6.5 billones de pesos, esto es, 6.5 millones de millones de pesos, que pagaremos los mexicanos de hoy y muchas generaciones venideras.

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Prometió “austeridad republicana” y “no endeudar al país”, pero lo endeudó más que ningún otro presidente en la historia de México, superando varias veces al Fobaproa. Resultó tan inepto como tracalero.

México está ante un abismo que muchos no imaginan; por eso, al votar, debemos analizar cuál de las 2 mujeres tiene el talante, la voluntad y la capacidad para unir a los mexicanos en su rica diversidad, para que sometidos a la ley (gobernantes y gobernados) emprendamos la reconstrucción nacional.

Lo anterior es de capital importancia para la República porque, aparentemente, la competencia es entre dos mujeres, pero la corcholata está subordinada a quien la destapó y le impuso la agenda que deberá cumplir a rajatabla; por eso, la disyuntiva es: elección o reelección; democracia o dictadura.


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