Fuego amigo morenista, nadie se salva

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Claudia Sheinbaum declaró en una mañanera reciente que no ve «fuego amigo» en contra del gobernador de Tabasco, Javier May, luego de que desde la administración de este último se han lanzado acusaciones en contra del exgobernador Adán Augusto López de que su secretario de seguridad estaría vinculado al crimen organizado.

Y no es la primera ocasión en que la presidenta rechaza lo del «fuego amigo» en casos en los que están involucrados morenistas.

Y vaya que los casos abundan, desde las acusaciones que el propio López Hernández lanzó en contra de Ricardo Monreal, o las que desde el gobierno de Morelos van en contra del exgobernador Cuauhtémoc Blanco, por no mencionar las andanadas de este tipo de artilleria en varios estados del país entre facciones enfrentadas del morenismo.

Pero de que hay «fuego amigo» entre morenistas no hay duda.

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Lo sufrió Rosa Icela Rodríguez cuando fue anunciada como secretaria de Gobernación; Sheinbaum también lo descartó cuando se inició en contra de Omar García Harfush; la propia presidenta lo sufrió durante la campaña en su partido para elegir candidato presidencial.

Ahora en varios medios que han mostrado simpatía con la 4T se presenta una andanada en contra de la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, por el tema de seguridad como también lo han sufrido los directivos de Pemex en algunos momentos de lo que va del sexenio.

Pero siempre que se habla del «fuego amigo» se hace de manera discreta, descartando su presencia en el escenario político actual, porque de aceptarse se estaría reconociendo que Morena, como en su momento el PRD, ya iniciaría un proceso de tribalización que lo llevaría a más enfrentamientos internos en la lucha por el poder.

Y si esto se acepta, también se estaría aceptando que no estaría lejano el inicio de su fin como partido, igual que le pasó al sol azteca.


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