El relanzamiento del PAN: luces y sombras de un intento de renovación

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El reciente relanzamiento del Partido Acción Nacional (PAN) mostró aspectos tanto positivos como negativos que merecen un análisis crítico.

Empecemos por lo positivo. La decisión de romper la alianza con el PRI era algo que la dirigencia nacional del blanquiazul tardaba en tomar, pues la coalición era con el partido más rechazado en México, un instituto que arrastra una imagen vinculada a la corrupción y el autoritarismo. Además, esta alianza impedía al PAN destacar su propia identidad o sus propuestas.

Otro punto a favor es la simplificación de la afiliación. Desde hace décadas, Acción Nacional tenía problemas con grupos estatales que cerraban el paso a nuevos militantes, una práctica que incluía «trampas», según revelaron algunas auditorías internas.

También es destacable la apertura a la ciudadanía; incluso, la invitación a liderazgos de otros partidos sugiere que esta intención podría traducirse en candidaturas de figuras ajenas al PAN, refrescando las opciones para los electores.

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El hecho de que la presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde, dedicara el día siguiente al relanzamiento a criticar a los asistentes en redes sociales, es un indicio de que el evento preocupó al partido oficial. Si —como ella no se cansa de repetir— la oposición está «moralmente derrotada», ¿por qué dedicar tiempo a descalificaciones?

No obstante, existen aspectos que no pueden considerarse positivos.

El cambio en el emblema electoral generó polémica, con críticas que reflejaron una mezcla de rechazo y decepción entre usuarios de redes sociales. Se entiende la necesidad de renovar la imagen, pero el parecido con algunas marcas comerciales sugiere que solo se buscó un símbolo simple en lugar de uno que reflejara la identidad que el panismo busca proyectar.

Quizá el punto más negativo es la insistencia en tres palabras que, por lo visto, se convertirán en su eje rector para atraer votantes: patria, familia y libertad. El problema es la coincidencia: casi a la misma hora que los panistas presentaban su nueva imagen, Eduardo Verástegui publicaba un mensaje en X (antes Twitter) señalando que su organización —que busca crear un nuevo partido político— era provida precisamente por defender la familia, la patria y la libertad. Esta sincronía, inevitablemente, vinculará al PAN con posiciones de ultraderecha.

Este punto refleja otro aspecto negativo del relanzamiento blanquiazul: la ausencia de un discurso que refleje que se escucharon las críticas ciudadanas. A excepción de Jorge Triana, quien en entrevistas previas reconoció la necesidad de ejercer una autocrítica y reconocer errores, este tema estuvo ausente en el mensaje del presidente nacional del partido.

Es evidente que hay que darle tiempo al PAN para que nos muestre qué más tiene en este relanzamiento, pero lo expuesto el pasado sábado quedó a deber ante la exigencia de un electorado que demanda una alternativa sólida en un país que parece regresar a la hegemonía electoral de un solo partido.

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