Aún cuando el discurso insiste que Morena es la “esperanza” de México, la realidad es que funciona como la vieja escuela, donde los líderes se han aprovechado de sus cargos o cercanía con altos funcionarios para garantizarles a hijos, parejas o demás familiares una candidatura en este proceso electoral.
Aún como opositor, Andrés Manuel López Obrador reclamó que «Que nunca se permita el amiguismo, el influyentismo y nepotismo, ninguna de esas lacras de la política. Morena debe ser faro de moralidad».
Como el ejemplo más escandaloso está Félix Salgado, quien impuso a su hija. El caso de Evelyn Salgado en Guerrero se une a una larga lista de nombramientos de familiares en todo el País.
Por ejemplo al líder nacional de Morena, Mario Delegado, se le acusó de negociar con su aliado, el PVEM, para incluir a su hermano, Felipe Miguel Delgado Carrillo, en la lista de candidatos a diputados federales plurinominales.
Otro caso similar se vivió en Tamaulipas, cuando hace una semana Antonio Medina Jasso quedó en lugar de su padre, Habiel Medina Flores, quien era candidato a la Alcaldía de Soto la Marina, pues no logró registrarse porque lo encarcelaron por el delito de peculado.
En Puebla se dio otro caso con el coordinador de la Cámara de Diputados Ignacio Mier, quien promovió a su hijo Carlos Ignacio Mier Bañuelos para competir por la Alcaldía de Tecamachalco, por lo que éste fue registrado ante el Instituto local hace dos semanas.
Mientras que en Sonora se acusó que el candidato a Gobernador, Alfonso Durazo, intervino para que su hermana Celia Durazo Montaño fuera la candidata a la Presidencia de Bavispe, mientras que su primo, Jesús Alfonso Montaño Durazo, se reelegirá Agua Prieta.
Todo lo anterior a pesar de que el artículo 43 de los estatutos de Morena establecen que los dirigentes no promoverán en candidaturas a sus familiares hasta el cuarto grado en línea directa y hasta el segundo grado por afinidad.
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