Drones de EU: ¿Injerencia o cooperación?

El reciente sobrevuelo de un dron MQ-9B Guardian de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) sobre Valle de Bravo, Estado de México, ha desatado un torbellino de especulaciones sobre la relación México-Estados Unidos en materia de seguridad. El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, confirmó el 13 de agosto de 2025 que dicho sobrevuelo fue solicitado por el gobierno mexicano para apoyar investigaciones en curso, específicamente en zonas como Valle de Bravo y Tejupilco, conocidas por la presencia de grupos criminales como La Nueva Familia Michoacana. Este evento, reportado por medios como *Heraldo Estado de México* y rastreado en tiempo real por plataformas como Flightradar24, marca un capítulo intrigante en la lucha contra el narcotráfico, especialmente bajo la sombra de la administración de Donald Trump, quien apenas días antes firmó un decreto para intensificar el combate a los cárteles.

El dron, que despegó desde San Angelo, Texas, sobrevoló durante casi dos horas áreas estratégicas del Estado de México, equipado con tecnología de vigilancia de largo alcance. Harfuch insistió en que no se trata de un dron militar y que su operación fue autorizada, subrayando que “ninguna aeronave extranjera vuela en México sin permiso”. Sin embargo, las redes sociales no tardaron en encenderse. Usuarios en X cuestionaron si esto refleja una colaboración genuina o una sutil injerencia, especialmente tras la extradición de 26 presuntos narcotraficantes a Estados Unidos, un movimiento que algunos ven como una respuesta a las presiones de Trump para frenar el flujo de fentanilo.

La cooperación binacional no es nueva, pero el contexto actual añade complejidad. La zona sur del Estado de México, donde operan células criminales, ha sido foco de operativos recientes, como el desmantelamiento de una red de extorsión en julio. El uso de drones como el MQ-9B, capaz de operar más de 40 horas con sensores avanzados, sugiere una estrategia de inteligencia sofisticada. Sin embargo, críticos en X, como el usuario @aasolisa, señalaron contradicciones con las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien había negado la presencia de drones extranjeros sin autorización.

Este episodio plantea preguntas sobre la soberanía y la dinámica de poder en la relación con Washington. Mientras Harfuch defiende la operación como un esfuerzo conjunto, el timing —tras el decreto de Trump y la extradición masiva— alimenta sospechas de una agenda impuesta desde el exterior. ¿Es esta la nueva cara de la lucha antidrogas, o un paso hacia una mayor dependencia de la tecnología y directrices estadounidenses? Por ahora, el sobrevuelo del dron es un recordatorio de que la seguridad en México sigue siendo un tablero donde se juegan intereses nacionales e internacionales, con Valle de Bravo como un improbable epicentro.

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