El domingo 26 de junio, después de 2 días de intensos dimes y diretes entre el eterno candidato a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, se llevó a cabo la Mega Marcha en apoyo a los maestros de la CNTE por parte de Morena.
Andrés Manuel, sabedor de que la CDMX es su principal baluarte y fuente de votos para las elecciones, confiado convocó a la citada reunión en donde demostraría el tremendo músculo político que tiene.
Según reportes de la SSP, la marcha sólo pudo convocar a unas 17 mil personas y, evidentemente, los simpatizantes de López aseguraron que la marcha pudo convocar a 10 veces más asistentes, como asegura Ackerman en su cuenta de Twitter; otros aseguraron que fue mucho más grande y para varios testigos –incluido el que aquí escribe– la marcha no rebasó los 25 mil asistentes, muchos de los cuales fueron «acarreados» en grandes autobuses de pasajeros de diferentes líneas de transporte, como fue documentado por usuarios de redes sociales.
El contingente de López Obrador partió del Ángel de la Independencia y se dirigió hacia la Plaza de la Constitución, haciendo una parada en la Glorieta de Colón para un mitin, en donde el presidente de Morena expresó su solidaridad con los maestros de la CNTE y, como siempre, pidió las cabezas de quienes piensa le pueden hacer sombra en sus aspiraciones presidenciales, en este caso exigió la renuncia del Secretario de Gobernación –y aspirante priista– Miguel Ángel Osorio Chong –no sé porque me da la impresión que algo tiene en contra de quienes se llaman Miguel Ángel.
Destacamos que en la marcha estaban acompañando a López senadores como Layda Sansores de Morena y Manuel Bartlett del PT, ambos legisladores que evitaron votar la Ley #3de3.
Lo cierto es que la CDMX vivió un congestionamiento mayúsculo al que contribuyeron, además de la minimizada Mega Marcha del silencio, otras similares que se convocaron para la misma hora con diferentes objetivos, rutas y destinos.
También se evidenció que la fuerza política que tiene Andrés Manuel López Obrador no es una fuerza incondicional, ciega, sorda e irracional, al contrario: lo que demostró esta marcha es que sus seguidores de alguna manera escogen que apoyar y que no, y en este caso la CNTE no es la favorita de la izquierda y mucho menos de la ciudadanía de la CDMX.
Desde el punto de vista del quien esto escribe, en primer lugar Morena no consiguió el efecto esperado, evidenció que sus seguidores no son incondicionales que siguen caprichos; en segundo lugar, que el valor estratégico que pudo tener apoyar a la CNTE fue sobrevaluado por Morena y quizás muy influenciado por los ya conocidos radicalismos de Martí Batres y, en tercer lugar, se demostró que la CNTE no puede vender la imagen de maestros reprimidos pues prevalece en la mente de la ciudadanía el demoledor hecho de que los niños de los estados en donde la Coordinadora tiene influencia, son las verdaderas víctimas de los sueños de poder de los líderes de la 22 y ahora de Morena.
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