Cumbre Trump-Putin: Ucrania, el gran ausente

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El 15 de agosto de 2025, la cumbre entre el presidente estadounidense Donald Trump y el ruso Vladimir Putin en Anchorage, Alaska, terminó sin avances concretos para frenar la guerra en Ucrania, un conflicto que ya supera los tres años y ha dejado más de un millón de víctimas. La reunión, celebrada en la base militar de Elmendorf-Richardson, generó expectativas por ser el primer encuentro cara a cara entre ambos líderes desde 2019, pero el resultado fue decepcionante: ni alto al fuego ni acuerdo de paz, solo declaraciones vagas de “progresos” sin detalles. Ucrania, notablemente excluida de las conversaciones, quedó relegada a un papel secundario, mientras Trump y Putin se limitaron a un breve intercambio de cortesías ante la prensa, sin responder preguntas.

Según reportes de The New York Times y Axios, Trump, tras la cumbre, contactó a líderes europeos y al presidente ucraniano Volodímir Zelenski, insinuando que el conflicto podría resolverse si Ucrania cede territorios como Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, además de Crimea, a Rusia. Esta propuesta, que incluye “intercambios territoriales”, alinea a Trump con las demandas del Kremlin, pero ha sido categóricamente rechazada por Zelenski, quien insiste en que no cederá terreno y que un alto al fuego debe preceder cualquier negociación. Líderes europeos, como Emmanuel Macron y Friedrich Merz, han respaldado esta postura, exigiendo “garantías de seguridad inquebrantables” para Ucrania y advirtiendo que Rusia no puede vetar su camino hacia la UE o la OTAN.

El tono amistoso del encuentro, con Putin recibido con alfombra roja y un paseo en “The Beast”, el vehículo presidencial de Trump, contrasta con la falta de resultados. Putin, quien enfrenta una orden de arresto de la Corte Penal Internacional, aprovechó la reunión para proyectar legitimidad internacional, mientras Trump, quien prometió en campaña resolver el conflicto en 24 horas, pareció ceder terreno diplomático. En X, usuarios como @Mylovanov y @NOELreports sugieren que Putin usó la cumbre como táctica dilatoria, buscando culpar a Ucrania si no acepta un acuerdo desfavorable.

La exclusión de Zelenski y la falta de avances concretos han generado críticas. En Europa, líderes como Keir Starmer y Ursula von der Leyen insisten en que Ucrania debe decidir su destino, mientras senadores demócratas como Chuck Schumer acusan a Trump de priorizar el espectáculo sobre la diplomacia. Aunque Trump anunció una futura reunión trilateral con Zelenski, la ausencia de compromisos claros y el respaldo implícito a las demandas territoriales rusas sugieren que su estrategia de presión no logró doblegar a Putin. Con el conflicto aún activo y Rusia ganando terreno en Donbás, la cumbre de Alaska parece más un triunfo simbólico para el Kremlin que un paso hacia la paz.

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