Crónicas de la Inteligencia Artificial (X)

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En su novela Yo Robot, Isaac Asimov plantea sus famosas tres leyes que normarían el funcionamiento de los autómatas en la sociedad humana, estas son:

Primera Ley: Un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sufra daño.

Segunda Ley: Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley.

Tercera Ley: Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.

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Esto viene a cuento por la inquietud de si es posible que la Inteligencia Artificial pueda regirse por leyes similares en sus interacciones con los seres humanos, considerando la manera en que se está dando su adopción por parte de la sociedad en muy diversos ámbitos.

Esta es la respuesta de ChatGPT acerca de si se podrían implementar leyes similares a las que plantea Issac Asimov en su obra Yo Robot:

Implementar leyes similares a las de Asimov en el ámbito real de la inteligencia artificial (IA) sería difícil, pero no imposible. Los principios detrás de estas leyes —como la protección de los seres humanos, la obediencia a las órdenes humanas y la autopreservación en términos controlados— son aspiraciones relevantes y podrían inspirar marcos regulatorios éticos y seguros.

Sin embargo, aplicar directamente las leyes de Asimov a sistemas de IA en la vida real presenta varios desafíos. A diferencia de los robots de Asimov, la IA moderna no tiene conciencia ni una verdadera comprensión del daño o la moralidad; se basa en algoritmos que responden a datos y patrones, y carece de la «empatía» o la «intención» humana. Las actuales IAs se entrenan para tareas específicas y no pueden comprender de manera abstracta lo que significa «no dañar» o «obedecer» en todos los contextos posibles.

A nivel práctico, algunos países y organizaciones están comenzando a establecer directrices éticas para el desarrollo de IA. La Unión Europea, por ejemplo, ha propuesto un marco regulador para asegurar que las IAs de alto riesgo cumplan con estándares de seguridad y respeten los derechos humanos, un enfoque que refleja en parte las intenciones detrás de las leyes de Asimov. Sin embargo, estos principios se implementan principalmente como guías, y no como leyes de control directo sobre las acciones de la IA.

Para que las leyes al estilo de Asimov sean efectivas, se necesitaría una IA con capacidades avanzadas de comprensión ética, algo que aún está lejos de nuestro alcance. Mientras tanto, las leyes y regulaciones de IA actuales intentan equilibrar el progreso tecnológico con la seguridad y la ética, inspirándose en la esencia de los principios de Asimov, aunque de una manera adaptada a las limitaciones y realidades de la tecnología moderna.