El Banco de México (Banxico) ha hecho públicos sus más recientes datos sobre los agregados monetarios y la actividad financiera correspondientes a abril de 2025, y si bien el comunicado oficial presenta cifras de crecimiento, un análisis más detallado podría generar serias dudas sobre la verdadera salud económica del país y su impacto en la vida de los ciudadanos.
Según el informe, la base monetaria tuvo un crecimiento real anual del 4.7% en abril, mientras que el agregado monetario M1, que incluye billetes y monedas en circulación y depósitos a la vista, subió un 4.9% en términos reales anuales. Los agregados monetarios más amplios, M2 y M4, que incorporan instrumentos financieros de mayor liquidez, también mostraron incrementos, con un 7.1% y 7.4% respectivamente. A primera vista, estas cifras podrían interpretarse como señales de dinamismo económico, pero es crucial preguntarse si este «crecimiento» se traduce en beneficios tangibles para la mayoría de los mexicanos.
El documento también destaca un aumento del 4.6% en los activos financieros internos y un incremento del 8.1% en el financiamiento total al sector privado no financiero al cierre del primer trimestre de 2025. Sin embargo, un dato que llama la atención es la disminución del 4.4% en el financiamiento externo al sector privado no financiero, medido en dólares. Esta caída en la inversión extranjera podría ser una señal de alerta, indicando una posible falta de confianza por parte de los inversionistas internacionales o una menor disponibilidad de crédito en el exterior, lo que eventualmente podría impactar la creación de empleos y el desarrollo de nuevos proyectos en México.
En cuanto al financiamiento otorgado por la banca comercial, el informe de Banxico señala un aumento del 5.1% en términos reales anuales durante abril de 2025. Dentro de este rubro, el financiamiento al sector privado creció un considerable 8.0%. No obstante, es preocupante observar que el financiamiento destinado al sector público federal mostró una tasa negativa del 0.3%, y el otorgado a estados y municipios disminuyó un 3.0%. Esta reducción en el crédito para el sector público podría obstaculizar la inversión en infraestructura y servicios básicos, lo que repercute directamente en la calidad de vida de los ciudadanos y en la capacidad de los gobiernos locales para atender las necesidades de sus poblaciones.
La cartera de crédito vigente al sector privado de la banca comercial se incrementó en un 8%, lo que podría sugerir un mayor acceso a crédito para empresas y familias. Sin embargo, es fundamental analizar a quiénes está llegando realmente este financiamiento y bajo qué condiciones. En un contexto de incertidumbre económica y posible aumento de la inflación, el endeudamiento de las familias y pequeñas empresas podría convertirse en un riesgo si no se acompaña de una mejora sustancial en los ingresos y las oportunidades.
En resumen, mientras el Banco de México presenta cifras que denotan un crecimiento en los agregados monetarios y cierta actividad financiera, es indispensable que los ciudadanos y analistas se mantengan vigilantes y cuestionen si estos números se traducen en un verdadero bienestar para la población. Los datos sobre la caída en el financiamiento externo y la reducción del crédito a estados y municipios son puntos de preocupación que merecen un seguimiento detallado, pues podrían ser indicativos de desafíos económicos subyacentes que el gobierno no está abordando con la transparencia y contundencia necesarias.
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