1.- El cinismo “democrático” de Córdova.
En su artículo semanal publicado el pasado jueves 11 de septiembre en El Universal, el exconsejero presidente del INE Lorenzo Córdova Vianello hizo una muy vibrante defensa de la libertad de prensa y la democracia para enfrentar algunas opiniones de la escritora Sabina Berman. El tema hubiera sido celebrado de no ser que buena parte de la política coercitiva contra la libertad de prensa en el corto período de la 4T se basa en el fundamentalismo autoritario de Córdova cuando colocó reglamentos internos del Instituto por encima del valor máximo de los artículos 6 y 7 constitucionales.
El colmo del cinismo lo exhibió Córdova cuando citó –para defenderlo– el caso del columnista Héctor de Mauleón y del periódico El Universal, procesados en tribunales por ejercer la crítica en términos de la Constitución pero violentando los reglamentos autoritarios en modo de Carl Schmitt de Córdova.
Aquí se ha señalado que el caso de De Mauleón y su acusación por violar presuntamente equidad de género y uso de violencia política contra las mujeres y una aspirante a votación judicial se sustenta en el «Protocolo para la atención de la violencia política contra las mujeres en razón de género”, un documento promovido por Córdova como consejero presidente del INE y sobre el cual se han basado el propio INE y el Tribunal Federal Electoral para obligar a periodistas a someterse a este reglamento y no a la libertad absoluta que garantiza La Constitución.
El cuarto párrafo del artículo de Córdova Vianello debería enseñarse en las escuelas de periodismo para establecer la forma brutal, absurda y cínica en que invoca Córdova para ocultar su autoritarismo burocrático contra la prensa crítica. Escribió Córdova: “sobra decir que a toda persona debe estar protegida en sus derechos frente al abuso y la calumnia, por eso y para eso existe el derecho de réplica al que están obligados todos los medios de comunicación y te dan y que también está protegiendo la acción por la justicia”.
Y agrega: “en los tiempos actuales más que al aporte de la prensa –que sin duda lo tiene, al grado de que hay quien la ha considerado como el ‘cuarto poder’– hay que temer el abuso del poder público que pone en riesgo el ejercicio de las libertades democráticas –comenzando por la libertad de expresión y la libertad de prensa—”.
Pues he aquí que como presidente del INE Córdova Vianello ignoró sus hoy golpes de pecho democráticos y persiguió y acosó a periodistas y columnistas que lo criticaron, los llevó a tribunales civiles para obligarlos a desdecir opiniones que violentaban reglamentos del Instituto que llegaron a tener más valor que la Constitución, amenazó con arrestos y acudió al SAT para exigir –aunque no lo pelaron– información fiscal de columnistas críticos.
El autor del Indicador Político fue perseguido judicialmente por Córdova, pero el INE perdió la batalla por la defensa que hizo el abogado Erick Heras al demostrar que la opinión judicializada de un párrafo de Indicador Político era libertad de expresión, algo que por cierto en dos ocasiones durante el procedimiento legal el TRIFE le recordó a Córdova invocando los dos artículos constitucionales, pero el presidente del INE y su escudero Edmundo Jacobo Molina se encapricharon hasta el final y se toparon con una resolución que exoneró al columnista, pero dejando huellas de que Córdova quería reprimir la libertad de expresión y de prensa.
Hoy, Córdova quiere asumirse como el Francisco Zarco posmoderno.
2.- El regreso de Carreño Carlón.
Vocero y operador estratégico de comunicación social de Carlos Salinas de Gortari y sobre todo del salinismo, José Carreño Carlón llegó a ejercer la presión política de Estado para evitar la crítica a Salinas, pero inclusive como jefe del Departamento de Comunicación de la Universidad iberoamericana cerró cátedras de profesores que criticaban al salinismo. Más aún, Carreño llegó a demandar ante tribunales a los columnistas Ricardo Alemán y Carlos Ramírez, que entonces escribían en El Universal, por difamación.
Pero como la ley es la ley, la inteligencia jurídica del abogado Alonso Aguilar Zínser derrotó los despropósitos de Carreño y una profesora de la UIA que cayó en el garlito de reprimir la libertad de cátedra. Carreño, por cierto, pertenece al grupo (A)Nexos que se fortaleció con un apoyo político y recursos presupuestales con contratos asignados de manera directa por el presidente Salinas de Gortari aparentemente desde la partida secreta de Los Pinos.
Hoy se promueve a Carreño como defensor de la libertad de expresión y el salinista se cuelga del brazo del ministro jubilado José Ramón Cossío Díaz para presentar el libro Libertad de expresión… La visión jurídica”, realizado por la Academia Mexicana de la Comunicación, y siendo que el ministro Cossío es una de las conciencias más lúcidas de las leyes frente al autoritarismo de Estado y Carreño representando el autoritarismo de Estado que reprimió la prensa durante el salinismo.
Política para dummies: La política tiene la memoria como piedra atada al cuello.
El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.
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