Cifras rojas: ¡México se desangra!

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La violencia homicida en México continúa siendo una herida abierta, con cifras que, lejos de disminuir, muestran una alarmante persistencia. El más reciente informe de TResearch International, «La Guerra en Números: Homicidios en México» con corte al 30 de mayo de 2025, revela un panorama desolador que debería preocuparnos a todos, especialmente a quienes anhelan un país más seguro y en paz.

Según los datos presentados, en lo que va del sexenio de Claudia Sheinbaum, se han acumulado 17,938 homicidios. Esta cifra, que abarca desde el inicio de su administración hasta el 30 de mayo de 2025, es un claro indicador de que la estrategia de seguridad actual no está dando los resultados esperados. Cada uno de esos números representa una vida truncada, una familia destrozada y un fragmento de la esperanza mexicana que se desvanece.

El informe detalla que, tan solo el día anterior al corte (29 de mayo de 2025), se registraron 59 homicidios en todo el país. El día previo (28 de mayo), la cifra fue de 55. Si bien el promedio diario puede fluctuar, la tendencia general es preocupante. Durante los últimos días de mayo, los números oscilaron entre los 44 y los 64 homicidios diarios, lo que subraya la brutalidad con la que el crimen organizado y la delincuencia común operan en nuestro territorio.

Es importante recordar que estas estadísticas no son meros números; son el reflejo de una crisis de seguridad que afecta directamente la vida de los ciudadanos. La sensación de inseguridad es palpable en las calles, en los hogares y en la rutina diaria de millones de mexicanos. La impunidad sigue siendo un factor clave que alimenta este ciclo de violencia, permitiendo que los criminales actúen con la certeza de que rara vez enfrentarán las consecuencias de sus actos.

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Para quienes hemos seguido de cerca la evolución de la violencia en México, estos datos no son una sorpresa, pero sí una confirmación de que el camino que se está siguiendo no es el correcto. La “estrategia de abrazos, no balazos”, tantas veces criticada por la oposición, parece no ser suficiente para contener la ola de sangre que azota a la nación. La inacción o la ineficacia en el combate al crimen organizado tienen un costo humano incalculable.

Es imperativo que, como sociedad, exijamos a nuestras autoridades un cambio de rumbo. No podemos normalizar la violencia ni acostumbrarnos a vivir con miedo. La vida de cada mexicano importa, y el derecho a vivir en paz y con seguridad debe ser una prioridad absoluta para cualquier gobierno. La lucha contra la delincuencia requiere de estrategias contundentes, de inteligencia, de coordinación entre los distintos niveles de gobierno y, sobre todo, de la voluntad política para enfrentar a quienes han sumido a México en esta espiral de violencia.

La publicación de TResearch International nos invita a una reflexión profunda y urgente. ¿Hasta cuándo seguiremos contando muertos? ¿Qué más tiene que pasar para que la seguridad de los ciudadanos sea el eje central de las políticas públicas? La ciudadanía demanda resultados, no excusas.


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