En el panorama de las movilizaciones sociales contemporáneas, la presencia de grupos identificados con la táctica del «bloque negro» se ha vuelto recurrente, generando un intenso debate sobre su papel y efectividad. Desde las conmemoraciones del 2 de octubre hasta las marchas feministas del 8 de marzo o las protestas contra la gentrificación, su aparición suele ir acompañada de acciones de vandalismo que, si bien minoritarias en el contexto de la manifestación global, acaparan la atención mediática y generan un considerable rechazo social, desvirtuando, para muchos, el mensaje principal de la protesta.
El «bloque negro» es una táctica, no una organización homogénea, que implica que los participantes vistan de negro y cubran sus rostros para ocultar sus identidades. Esto les permite actuar de manera anónima y, en ocasiones, llevar a cabo acciones de confrontación directa o destrucción de propiedad. Sus motivaciones pueden variar desde la expresión de una rabia anticapitalista y antigubernamental, hasta la provocación para desestabilizar el orden establecido. La desidentificación facilita una sensación de unidad y anonimato que puede empoderar a los individuos para participar en acciones que de otro modo no considerarían.
Para sus defensores, el bloque negro representa una forma legítima de resistencia radical frente a lo que perciben como sistemas opresivos. Argumentan que el vandalismo es una táctica necesaria para visibilizar la indignación y la frustración ante la inacción de las autoridades o la indiferencia de la sociedad. Desde esta perspectiva, la destrucción de propiedad pública o privada simboliza el rechazo a las estructuras de poder y busca generar un impacto que trascienda la protesta pacífica tradicional, a menudo ignorada o minimizada por los medios y el establishment. Además, algunos sostienen que el bloque negro puede servir como una barrera protectora para otros manifestantes pacíficos, al desviar la atención y la posible represión de las fuerzas del orden.
🎥 VIDEO | Durante la manifestación contra la gentrificación de la zona sur de la Ciudad de México, integrantes del bloque negro realizaron destrozos a la fachada del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC). pic.twitter.com/dQr1mDZVbX
— El Economista (@eleconomista) July 21, 2025
Sin embargo, las críticas hacia el bloque negro son abundantes y provienen de diversos frentes, incluyendo a otros activistas y movimientos sociales. El principal argumento en contra es que las acciones de vandalismo, lejos de fortalecer la causa, la debilitan y la deslegitiman ante la opinión pública. La destrucción de bienes materiales eclipsa el mensaje de la protesta, desviando el foco de atención hacia los disturbios y la violencia, y generando una percepción negativa que puede alienar a potenciales aliados y simpatizantes. Para muchos, estas acciones son contraproducentes y socavan la posibilidad de lograr cambios significativos a través del diálogo y la presión social organizada.
En el contexto de las marchas feministas, por ejemplo, se ha debatido extensamente si la presencia del bloque negro y sus actos de vandalismo benefician o perjudican la lucha por los derechos de las mujeres. Mientras algunos lo ven como una expresión válida de la rabia feminista ante la violencia sistémica, otros argumentan que estas acciones criminalizan el movimiento en su conjunto y desvían la atención de las demandas centrales, facilitando que se ignore la magnitud y la validez de la protesta pacífica.
En conclusión, la presencia del bloque negro en las manifestaciones es un fenómeno complejo con múltiples aristas. Si bien para algunos representa una expresión legítima y necesaria de desobediencia civil radical, para la mayoría de los observadores y participantes en las protestas, sus tácticas resultan contraproducentes. La atención mediática se desvía hacia los actos vandálicos, opacando las demandas y objetivos de las movilizaciones y, en última instancia, socavando el apoyo ciudadano que es fundamental para el éxito de cualquier causa social. La efectividad de sus acciones para generar un cambio positivo sigue siendo un tema de intenso debate y escrutinio en el análisis político.
Así el momento en que miembros del bloque negro destrozan cristales del MUAC. La policía resguardó agencias de automóviles y negocios, pero no la entrada a CU. Tampoco hubo personal de vigilancia UNAM pic.twitter.com/Rre2L3wsrf
— Pimpón (@4lema0) July 21, 2025
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