Lluvias atípicas de la ciudad

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Al oriente y poniente de la capital del país se concentran las poblaciones más vulnerables, en predios invadidos.

Estos son los días de verano en la ciudad. Grises por la mañana, soleados al mediodía y lluviosos por la tarde: atípicos.

La temporada de lluvias en la Zona Metropolitana del Valle de México ya ha dejado estragos que afectan la movilidad, el patrimonio de los ciudadanos y colapsan la infraestructura.

El propio jefe de Gobierno ha reconocido que una precipitación de 50 milímetros tiene el enorme potencial de poner en jaque el sistema de drenaje de la ciudad, y en los últimos días hemos visto lluvias que han alcanzado hasta los 90 milímetros en la zona oriente.

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Enfrentamos una de las peores temporadas de lluvia y el riesgo de tener inundaciones es más que frecuente, por lo que los daños y afectaciones a los ciudadanos serán cosa de todos los días.

Cada que vemos que el cielo se cubre de grises nubes, seguidas del estruendo de los truenos, sabemos que nos espera un día de caos ocasionado por la lluvia, las inundaciones, el tránsito y la ineficiente infraestructura hidráulica para hacerle frente a las precipitaciones pluviales.

El problema no es menor. La seguridad de las personas, su integridad física y el resguardo de su patrimonio están en juego.

No hace más de un mes fuimos testigos de un ejemplo de lo anterior: la zona de Santa Fe se cubrió de una torrencial lluvia de no más de media hora. El resultado: autos cubiertos por el agua y estacionamientos inundados.

En el complejo de Bosques de las Lomas, un edificio ubicado en la calle Radiatas sufrió la inundación de su sótano de estacionamiento, dejando bajo el líquido decenas de vehículos.

En el Estado de México se han desbordado ríos, lo que lleva a que las casas aledañas se inunden y los habitantes vean perdidas sus pertenencias.

Las consecuencias y daños colaterales de una lluvia atípica –el adjetivo preferido de las autoridades locales para describir las afectaciones por falta de previsión e inversión de su parte– pueden ser mortales. Al oriente y poniente de la ciudad se concentran las poblaciones más vulnerables, en predios invadidos, al borde de una barranca o situación de calle.

En las temporadas de lluvia podemos encontrar en las noticias que alguien perdió la vida en un alud provocado por los desplazamientos de agua y por la falta de atención de las comunidades vulnerables.

Inversión e infraestructura son elementos clave que el gobierno de la ciudad debe tener en cuenta para enfrentar la temporada anual, pero no como una reacción correctiva de las afectaciones por la lluvia, sino como una estrategia preventiva que permita desahogar a la capital.

Así, la inversión preventiva y las acciones correctivas deben formar parte de una cultura de la administración pública de manera permanente si se quiere evitar que otra lluvia atípica colapse a la ciudad, pero que, en el caso más severo, cobre la vida de alguien.


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