El año 2025 se caracterizó por una serie de eventos que reconfiguraron el panorama internacional, con énfasis en tensiones geopolíticas, avances económicos y resoluciones parciales a conflictos prolongados.
En el ámbito de las relaciones México-Estados Unidos, el regreso de Donald Trump a la presidencia el 20 de enero marcó un punto de inflexión. Trump impuso aranceles del 25% a productos mexicanos, argumentando la necesidad de frenar la migración y el narcotráfico, lo que generó tensiones inmediatas con la presidenta Claudia Sheinbaum. México respondió con medidas recíprocas, afectando el comercio bilateral valorado en miles de millones de dólares. La revisión del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) se aceleró, con negociaciones enfocadas en cadenas de suministro seguras y cooperación en seguridad fronteriza. El Departamento de Estado de EE.UU. emitió alertas de viaje nivel 2 para México debido a la violencia de carteles, exacerbada por operativos conjuntos que capturaron a líderes criminales, pero también provocaron retaliaciones violentas en regiones como Sinaloa y Jalisco. Esta dinámica subrayó la interdependencia económica, con impactos en industrias como la automotriz y agrícola, y un aumento en las deportaciones masivas desde EE.UU., alcanzando cifras récord.
El activismo de Trump extendió sus efectos más allá de América. En su segundo mandato, implementó una guerra comercial global mediante aranceles generalizados, afectando a socios como China, la Unión Europea y Canadá. Esto resultó en una contracción económica mundial estimada en varios puntos porcentuales del PIB global, según análisis económicos. Trump retiró a EE.UU. del Acuerdo de París sobre el clima y de otros pactos multilaterales, priorizando una doctrina de «América Primero» que reorientó la estrategia de seguridad nacional hacia el hemisferio occidental. Sus órdenes ejecutivas promovieron el desarrollo de inteligencia artificial y endurecieron políticas migratorias, influyendo en aliados europeos que adoptaron medidas similares contra la inmigración irregular. Globalmente, esto aceleró tendencias proteccionistas, impactando cadenas de suministro y elevando precios de bienes esenciales.
En China, el año estuvo marcado por logros internos y tensiones externas. El Partido Comunista lanzó una campaña educativa para mejorar la conducta partidaria, consolidando el control ideológico. En el ámbito cultural, la película «Ne Zha 2» lideró la taquilla global de animación, reflejando el auge de la industria cinematográfica china. Avances espaciales incluyeron tres lanzamientos de naves Shenzhou y la primera muestra de asteroide recolectada, posicionando a China como potencia en exploración cósmica.
Económicamente, el país expandió bonos de innovación científica por más de 100 mil millones de yuanes, impulsando sectores como la inteligencia artificial y la biotecnología. Sin embargo, las tarifas trumpianas intensificaron la rivalidad, con China respondiendo mediante diversificación comercial y alianzas en Asia.
El conflicto en Ucrania vio desarrollos mixtos. Rusia avanzó territorialmente, capturando unos 4.700 kilómetros cuadrados, pero a un costo humano elevado, con frentes saturados por drones. Ataques a infraestructura energética ucraniana persistieron, afectando el suministro eléctrico y aumentando riesgos en sitios como la planta nuclear de Zaporiyia. La mediación de Trump impulsó negociaciones preliminares, debilitando la posición de Ucrania al condicionar ayuda militar, lo que llevó a un estancamiento estratégico. Escenarios futuros incluyen posibles ceses al fuego, aunque sin resolución definitiva.
En Europa, cambios políticos destacaron. Friedrich Merz asumió como canciller de Alemania el 6 de mayo, priorizando reformas económicas. Polonia tomó la presidencia del Consejo de la UE, mientras Bulgaria y Rumania se integraron plenamente al área Schengen. Eventos culturales como el Festival de Bregenz y Tomorrowland atrajeron multitudes, impulsando el turismo. Tensiones migratorias y económicas derivadas de las políticas de Trump afectaron la cohesión de la UE, con debates sobre aranceles recíprocos.
En Medio Oriente, conflictos escalaron antes de resolverse parcialmente. Un alto el fuego en Gaza se logró mediante un acuerdo respaldado por EE.UU., terminando hostilidades prolongadas. Sin embargo, una guerra de 12 días entre Irán e Israel, iniciada por bombardeos israelíes, involucró a actores como Hezbolá y Yemen, con daños significativos en infraestructura. Cambios de poder favorecieron grupos suníes, debilitando facciones chiíes ligadas a Irán. Ataques en Yemen y Líbano persistieron, con riesgos de expansión regional.
Otros asuntos destacados incluyeron desastres naturales como incendios en California y un ataque en Nueva Orleans, así como avances tecnológicos globales. La elección de un nuevo papa y conflictos indo-pakistaníes agregaron complejidad al año. En resumen, 2025 fue un período de reajustes, donde políticas unilaterales y resoluciones tentativas definieron el orden mundial, con impactos duraderos en economía, seguridad y diplomacia.
