Miren nomás qué cosas de México, señores: en pleno apogeo de los liberales más cabrones que ha parido este país, esos que le metían tijera a todo lo que oliera a sotana, Benito Juárez y su pandilla se pusieron bien gallitos. Ley Juárez: pa’ fuera los fueros eclesiásticos. Ley Lerdo: agarren las fincas de la Iglesia y véndanlas al mejor postor. Desamortización a todo lo que diera… menos a Tepeyac.
El 11 de agosto de 1859, con el gobierno itinerante ya instalado en Veracruz (porque los conservadores les tenían tomada la CDMX), Juárez firma un decretito que declara el 12 de diciembre día feriado nacional “en honor a la Virgen de Guadalupe”. ¡Órale! O sea, le quitamos al clero hasta los calzones… pero a la Morenita ni le tocamos ni un pétalo del rosal.
Y el remate lo da Sebastián Lerdo de Tejada, ministro todo poderoso, que suelta la perla: “el día de la Guadalupana es intocable”. ¡Intocable, cabrones! Ni Juárez, ni Comonfort, ni Díaz, ni Calles, ni Cárdenas (que de anticlerical tenía doctorado) se atrevieron a meterle mano al 12 de diciembre. Hasta los cristeros y los masones más duros se hacían chiquitos cuando llegaba diciembre.
Porque en este país puedes expropiar latifundios, cerrar templos, fusilar curas, mandarlos al exilio y hasta ponerles bigote a los santos en las fotos… pero si tocas a la Guadalupana te cae el rayo, la mala vibra nacional y hasta el América pierde la final. Es la única que ha sobrevivido a todas las reformas, a todas las revoluciones y a todos los pinches políticos que juran que “nada por encima de la ley”… excepto ella, claro.
Así que la próxima vez que algún diputado de Morena, PAN o lo que sea se ponga a gritar “¡separación Iglesia-Estado!” nomás recuérdenle que hasta el más liberal de los liberales, el Benemérito en persona, se hincó (bueno, metafóricamente) ante la Morenita. Aquí la única intocable de verdad no lleva toga ni fuero: lleva manto de estrellas 
y corona de oro.
¡Viva la Virgen de Guadalupe… y que se sigan cagando los que se cagan!
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