Tan sólo en octubre, ha cobrado relevancia en el ámbito político mexicano un conjunto de iniciativas propuestas por diputados, principalmente del partido Morena, para establecer días nacionales que honren diversas tradiciones, desde el circo hasta el xoloitzcuintle. Aunque estas propuestas pueden parecer un intento por valorar y preservar la riqueza cultural del país, es crucial analizar si realmente abordan las necesidades más apremiantes de la sociedad o si son un mero recurso para desviar la atención de los verdaderos problemas que enfrenta México.
La lista de nuevas conmemoraciones incluye el Día Nacional del Circo, el Día de la Flor de Cempasúchil, el Día del Xoloitzcuintle, así como el Día de las Cocineras y Cocineros Tradicionales y el Día del Apicultor. Estas iniciativas, aunque celebran aspectos importantes de la cultura mexicana, plantean interrogantes sobre las prioridades de los legisladores, quienes parecen más interesados en la promoción de la identidad nacional que en abordar temas críticos como la inseguridad, el crecimiento económico estancado y la falta de medicamentos.
Un análisis de estas propuestas sugiere que muchos legisladores están utilizando estas iniciativas como herramientas para ganar visibilidad y apoyo, quizás en un intento por suavizar las críticas que enfrentan por no abordar adecuadamente los problemas económicos y sociales que afectan a la población. Mientras se discute la erección de días dedicados a diversas tradiciones, la deuda pública se incrementa y se implementan nuevos impuestos, lo que refleja una preocupación aislada sobre cuestiones que podrían considerarse más superficiales ante la creciente inseguridad en el país y la dificultad de acceder a servicios de salud.
La falta de acción sobre problemáticas de fondo ha llevado a una sensación de insatisfacción entre los ciudadanos, quienes pueden sentir que sus necesidades son ignoradas en favor de celebraciones simbólicas. La inseguridad sigue siendo una de las principales preocupaciones a nivel nacional; el aumento de delitos genera un clima de desconfianza y miedo, y los debates sobre el costo de los medicamentos siguen sin resolverse, dejando a muchas personas sin acceso a tratamientos esenciales.
La creación de días nacionales dedicados a festividades puede atraer la atención en el corto plazo, pero plantea interrogantes sobre la seriedad con la que los legisladores abordan los desafíos actuales. Las iniciativas pueden verse como distracciones, en lugar de soluciones efectivas a problemas que impactan directamente en la calidad de vida de los mexicanos.
Es vital que los ciudadanos mantengan un enfoque crítico sobre las acciones de sus representantes. Las iniciativas culturales pueden ser importantes, pero no deben ser una cortina de humo que oculte la falta de acción en cuestiones fundamentales. La verdadera prioridad debe ser la mejora del bienestar social y económico del país; las celebraciones, aunque valiosas, no pueden sustituir el compromiso con resolver los problemas reales que enfrenta la nación.

























