México sigue atrapado en una ola de violencia histórica, un reto ineludible para la administración en curso. A solo 368 días del inicio del nuevo sexenio 2024-2030, la cifra acumulada de víctimas de homicidio ya se eleva a 25,848 casos, manteniendo un alarmante promedio de 70 muertes diarias en el país. Este dato, proporcionado por el estudio “La Guerra en Números” de TResearch Internacional con corte al 4 de octubre de 2025, pone el foco en la persistencia de la crisis de seguridad, siendo una de las prioridades más delicadas en la agenda política nacional.
A pesar de que el promedio actual de 70 homicidios diarios sigue siendo elevado, los datos revelan una tendencia a la baja al compararse con el sexenio anterior (AMLD 2018-2024), cuando el promedio era de 94 víctimas cada 24 horas. En términos acumulados, la administración pasada concluyó con 199,980 homicidios, estableciéndose como el periodo más violento en la historia reciente de México.
El análisis anual es más contundente sobre la disminución de la tasa de crecimiento. Comparando el periodo de enero a octubre de 2025 con el mismo lapso de 2024, se registra una variación negativa del 30% en los homicidios acumulados. Mientras que en los primeros diez meses de 2024 se contabilizaron 26,051 casos (promedio diario de 87), en el mismo periodo de 2025 la cifra es de 18,342 (promedio diario de 61).
No obstante, estos avances porcentuales palidecen al observar el contexto histórico de la violencia. La primera mitad del actual sexenio ya se perfila con un promedio diario de 70 homicidios, superando los 55 diarios de la administración de Felipe Calderón (FCH 2006-2012) y los 63 de Enrique Peña Nieto (EPN 2012-2018) en sus respectivos totales sexenales. La violencia en México alcanzó sus picos anuales entre 2018 y 2020, años en los que se superaron las 36 mil víctimas cada uno.
La distribución territorial de la violencia subraya una crisis regional concentrada. La lista de las entidades más afectadas en el transcurso de la actual administración está encabezada por Guanajuato (GTO) con 2,974 homicidios acumulados, seguido por Chihuahua (CHIH) con 1,848, Baja California (BC) con 1,839 y Sinaloa (SIN). Estos estados se han consolidado como focos rojos y representan el mayor desafío para la estrategia de seguridad pública federal.
En contraste, entidades como Yucatán (YUC), Durango (DGO) y Coahuila (COAH) se mantienen como los territorios con menor incidencia acumulada, con 37, 58 y 99 homicidios, respectivamente, en el periodo revisado del sexenio. Esta marcada disparidad geográfica evidencia que, si bien la violencia es un fenómeno nacional, su intensidad está ligada a dinámicas de crimen específicas de ciertas regiones. El país enfrenta el reto de mantener la tendencia a la baja en el promedio diario de víctimas y, sobre todo, recuperar la paz en los estados donde la crisis de seguridad se ha cronificado.
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