La presidenta, muy digna ella, soltó en la mañanera que «el poder se ejerce con humildad». ¡Ah, qué bonito suena eso! Sobre todo cuando lo dice con esa sonrisa de «yo soy la buena y los demás son la escoria». Y todo esto, ¿por qué? Porque al pobre de Monreal le dieron una buena «ventaneada» por andar de mirrey en España, negándolo primero y luego justificándose con un cuento chino. ¡No mames, Monreal! ¿A quién quieres engañar? ¿Crees que la gente es pendeja?
Pero lo más cagado del asunto es que la frasecita de la presidenta le cayó como balde de agua fría a más de uno. Porque si de humildad hablamos, ¿qué chingados hacían los Yunes de vacaciones en Italia? ¡Esos güeyes que llevan siglos viviendo del erario y ahora se dan la gran vida en Europa luego de cambiar de partido! ¿Y qué me dicen del «Alito» Moreno, el emperador del PRI, paseándose por Portugal como si la cosa no fuera con él? ¡Pinche hipocresía!
Aquí la verdad es que todos estos cabrones, sean de Morena, del PRI o del PAN, nomás les gusta llenarse la boca con discursos de humildad y austeridad, pero a la hora de la verdad, se suben a sus aviones privados, se hospedan en los hoteles más caros y se dan la vida de jeques. Y uno, aquí, partiéndose la madre para llegar a fin de mes.
¡Qué poca madre, de verdad! La humildad y el poder son como el agua y el aceite: nomás no se mezclan en la política mexicana. A estos güeyes les vale madres lo que diga la gente, lo que les importa es seguir disfrutando de los privilegios que les da el hueso. Y si la presidenta dice que el poder se ejerce con humildad, es para la foto, para que la gente crea que sí le importa el pueblo. ¡Pura charlatanería barata!
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