En febrero de 2025, México logró un superávit comercial de 2,212 millones de dólares, una cifra notable que contrasta con el déficit de 4,558 millones de dólares reportado en enero del mismo año. Este cambio positivo en la balanza comercial se explica principalmente por dos factores clave: un incremento en el saldo de la balanza de productos no petroleros y una reducción significativa en el déficit de la balanza petrolera. Según el informe revisado de comercio exterior publicado por el Banco de México, estas dinámicas reflejan ajustes importantes en las exportaciones e importaciones durante el segundo mes del año.
En términos generales, el valor de las exportaciones totales alcanzó los 49,280 millones de dólares en febrero, aunque este monto representó una disminución anual de 2.9%. Esta caída fue impulsada por una contracción de 1.7% en las exportaciones no petroleras y un desplome de 24.4% en las petroleras. Dentro de las exportaciones no petroleras, las dirigidas a Estados Unidos, principal socio comercial del país, mostraron una ligera retracción de 0.2%, mientras que las ventas al resto del mundo cayeron más abruptamente, con una reducción de 9.5%.
El sector manufacturero, que constituye una parte crucial de las exportaciones mexicanas, también evidenció dificultades en febrero. Las exportaciones manufactureras descendieron 1.8% respecto al mismo mes del año anterior. Este comportamiento fue resultado de una marcada caída de 15.2% en las exportaciones automotrices, un segmento que ha enfrentado desafíos globales relacionados con la demanda y la cadena de suministro. Sin embargo, las exportaciones manufactureras no automotrices mostraron cierta resiliencia, registrando un crecimiento de 6.1%.
Por otro lado, las exportaciones petroleras totalizaron 1,988 millones de dólares en febrero, compuestas por 1,452 millones de dólares en ventas de petróleo crudo y 536 millones de dólares en otros productos petroleros. A pesar de este monto, el sector se vio afectado por una reducción anual de 24.4%, influenciada por menores volúmenes de exportación y precios promedio ligeramente inferiores. En comparación con febrero de 2024, el precio promedio de la mezcla mexicana de crudo de exportación disminuyó en 2.69 dólares por barril, situándose en 68.99 dólares.
En cuanto a las importaciones, estas registraron un valor de 47,067 millones de dólares en febrero, lo que representa una contracción anual de 8.3%. Esta disminución fue impulsada por caídas en todas las categorías de bienes: consumo (-10.1%), uso intermedio (-7.5%) y capital (-11.9%). La reducción en las importaciones refleja una desaceleración en la actividad económica interna, así como posibles ajustes en las cadenas de suministro globales.
En el acumulado del primer bimestre de 2025, las exportaciones totales ascendieron a 93,726 millones de dólares, un aumento anual de 0.9%. Este crecimiento fue impulsado por un avance de 3.0% en las exportaciones no petroleras, aunque las petroleras se contrajeron en 32.8%. Por su parte, las importaciones totales sumaron 96,071 millones de dólares, un descenso de 1.5% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Con cifras ajustadas por estacionalidad, el panorama muestra un comportamiento mixto. En febrero, las exportaciones totales permanecieron sin cambios respecto al mes previo (variación de 0.00%), mientras que las importaciones descendieron 2.10%. Este ajuste mensual contribuyó a un superávit comercial desestacionalizado de 1,269 millones de dólares, frente a los 182 millones registrados en enero.
La estructura de las exportaciones en el primer bimestre de 2025 revela que los bienes manufactureros representaron el 89.6% del total, seguidos por productos agropecuarios (4.7%), bienes petroleros (3.9%) y productos extractivos no petroleros (1.8%). En las importaciones, los bienes de uso intermedio dominaron con una participación de 77.0%, seguidos por bienes de consumo (13.7%) y bienes de capital (9.3%).
En conclusión, el reporte de comercio exterior de febrero de 2025 destaca una mejora significativa en la balanza comercial, impulsada por un mejor desempeño en las exportaciones no petroleras y una menor dependencia de las importaciones. Sin embargo, los desafíos persisten, particularmente en sectores como el automotriz y el petrolero, donde la volatilidad global sigue impactando los resultados. El futuro de la economía mexicana dependerá en gran medida de su capacidad para diversificar sus exportaciones y fortalecer sus cadenas productivas ante un entorno internacional incierto.
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