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Violencia y pacificación: homicidios estado por estado

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Por México Evalúa

El gobierno federal utiliza el número absoluto de víctimas de homicidio doloso a nivel nacional para medir el éxito de la estrategia nacional de seguridad pública. Sin embargo, estos datos invisibilizan la situación que atraviesa cada una de las entidades y dejan fuera de la discusión temas como la violencia homicida ejercida contra las mujeres. En otras palabras, la narrativa oficial ofrece una visión bastante parcial de la violencia homicida en su conjunto. 

Para contribuir a tener diagnósticos más precisos, México Evalúa presenta un balance sobre la violencia homicida a nivel estatal ejercida en contra de hombres y mujeres, identificando procesos de intensificación o de supuesta pacificación a nivel local. Esta información es clave para cuestionar a los gobiernos sobre las causas del incremento o la reducción del problema buscando formular políticas públicas certeras. 

A diferencia de otros indicadores, comparamos, de manera simultánea, la magnitud actual de la violencia homicida y su compartimento a través del tiempo con los datos registrados el mismo periodo del año anterior. De este modo, valoramos los avances o retrocesos en función de cuatro categorías: 

Positivo: entidades con tasas inferiores al promedio nacional del año anterior y tendencia anual a la baja.

Negativo: entidades con tasas superiores al promedio nacional del año anterior, pero tendencia anual a la baja.

Regular: entidades con tasas inferiores al promedio nacional del año anterior, pero tendencia anual al alza.

Muy negativo: entidades con tasas superiores al promedio nacional del año anterior y tendencia anual al alza.

Innovaciones metodológicas para 2025

A partir de 2025, el monitoreo presenta dos cambios:

Incluye a las víctimas de feminicidio para evitar la exclusión de las mujeres víctimas de este tipo de violencia.

En esta edición del reporte y en las subsecuentes se valorará la magnitud (alta/negativa o baja/positiva) de la tasa actual a partir de la reportada un año antes para contar con un parámetro de referencia externo a los propios datos, llevando a evaluaciones más objetivas y de mayor rigor hacia los gobiernos.

El tamaño de la violencia en enero de 2025 (homicidios por cada 100 mil habitantes)

Los 5 estados con las tasas más altas:
Colima (7.3)
Guanajuato (5.5)
Morelos (5.4)
Sinaloa (4.6)
Baja California (4.6).

Los 5 estados con las tasas más bajas:
Yucatán (0.1)
Durango (0.2)
Baja California Sur (0.2)
Coahuila (0.3)
Querétaro (0.6)
10 entidades cuentan con una tasa alta pues superan el promedio nacional registrado un año antes (2.2).  

Los cambios de la violencia de enero de 2024 a enero de 2025 (homicidios por casa 100 mil habitantes)

Los 5 estados con mayor incremento:
Tabasco (307.7%)
Sinaloa (175.5%)
Tlaxcala (117.4%)
Aguascalientes (111.7%)
Baja California Sur (96%)

Los 5 estados con mayor reducción:
Durango (36%)
Yucatán (44.9%)
Campeche (46.4%)
Zacatecas (44.9)
Quintana Roo (39.1%).

Estados bajo fuego

Guanajuato, Sinaloa y Tabasco iniciaron enero con una evaluación muy negativa. Todas superan el promedio nacional contabilizado en enero de 2024 y registraron un incremento desbordado de la violencia. En dichos territorios, prevalecen disputas entre organizaciones criminales, aunque con propósitos distintos. En Guanajuato, el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel Santa Rosa Lima disputan el control de tráfico de combustible y narcomenudeo; en Sinaloa, a pesar de la detención de los generadores de violencia y los decomisos masivos de armas y drogas, no cede la guerra intestina entre La Mayiza y La Chapiza; en Tabasco, la Barredora busca imponer su autoridad sobre el CJNG.

¿Estados en vías de pacificación?

12 entidades federativas iniciaron el 2025 con un balance muy positivo; se encuentran por debajo del promedio nacional registrado enero de 2024 y reportan una reducción de la violencia. ¿Dicha situación se explica por la intervención de los gobiernos, los controles ejercidos por grupos criminales o la manipulación de las cifras? Existen entidades que desde varios años han dedicado importantes esfuerzos a fortalecer a sus instituciones de seguridad y justicia, como Yucatán o Querétaro. Sin embargo, estados como Jalisco registran una alta tasa de desaparición de personas, lo que podría explicar la reducción de los homicidios. Las autoridades deben asumir una postura proactiva en la explicación de estos resultados para generar credibilidad.

Radar de comportamiento de la violencia homicida a nivel estatal

¿Cómo leer el radar? El eje horizontal traza la tasa por cada 100 mil habitantes registrada en el año en curso. El eje vertical representa el cambio anual a nivel porcentual de ese mismo indicador. En el centro se ubican dos puntos de corte: 1) promedio nacional registrado el año anterior (2024 en este caso), y 2) incremento o reducción en comparación del último año. De este modo, ubicamos cuatro conjuntos sobre la situación de la violencia homicida en los estados: positivo, regular, negativa o muy negativa. Cada conjunto cuenta con sus propias escalas de variación a partir de los puntos de corte establecidos. El radar permite detectar con precisión cuándo un estado está a punto de cambiar de situación, ayudando a identificar casos de atención prioritaria o proactiva.

En el primer mes de 2025 se observa la profundización de la violencia homicida asociada al crimen organizado en Tabasco, Sinaloa y Guanajuato. Queda mucho camino por recorrer para pacificar dichos territorios. Del mismo modo, se observa que la situación podría agravarse a corto plazo en Oaxaca, pues mantiene una tendencia a la alza y está cerca de superar la media nacional. En esa ruta, también van Nayarit, Puebla y San Luis Potosí. Al contrario, Yucatán y Durango destacan por la aparente profundización de la pacificación, mientras que Michoacán y Guerrero están cerca de revertir levemente su contexto de inseguridad.

Aproximación regional

El noroeste arranca el año como la región más violenta. Baja California, Sonora, Chihuahua y Sinaloa registran balances negativos de violencia; además, el contexto de seguridad se está deteriorando en Baja California Sur y Chihuahua. Los operativos del gobierno federal en contra del crimen organizado (combate frontal y debilitamiento operativo) y el tráfico de drogas en la frontera norte no están logrando frenar la violencia asociada. Es necesario proceder con estrategias para encapsular territorialmente a las organizaciones criminales y evitar los enfrentamientos directos.

La disputa por la explotación de las economías locales continúa: además del conflicto del norte, las confrontaciones violentas entre organizaciones criminales nacionales, regionales y locales, prevalecen en las regiones centrales del país. Entidades como Colima, Michoacán, Guerrero y Morelos registran altos niveles de violencia homicida; estos estados son claves para la explotación de diversos mercados ilícitos, pero en los últimos años la extorsión y el cobro de piso se han convertido en una de los principales intereses del crimen organizado.


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