¡Vapea o cárcel! La nueva guerra santa contra el nubecito de los chavos

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¡Ay, México, pinche país de contrastes! Ayer, en la Cámara de Diputados, Morena y sus compinches se pusieron la capa de superhéroes de la salud pública y aprobaron, con 324 votos a favor y 129 en contra (o sea, la oposición gritando en el desierto), una reforma a la Ley General de Salud que prohíbe los vapeadores de volada. No mames: ahora fabricar, vender, importar o hasta tener uno en el cajón te cae con uno a ocho años de cárcel y multas de hasta 226 mil varos. ¿Ocho años? ¡Por un chingadito que escupe vapor! Eso es más que por un robo chiquito o un narcomenudeo de pacotilla. ¿Y por feminicidio o secuestro? Bueno, ahí sí hay que ver el expediente, carnal.

La cosa viene de la era AMLO, pero Sheinbaum la remató como si fuera su tesis de doctorado en prohibiciones. Dicen que es para «proteger a la niñez y juventud de productos nocivos», y ni modo, los chavos ya andan viciados con medio millón de almas inhalando sabores de fresa y mango. Pero la oposición, esos rebeldes de PAN, PRI y MC, armó el desmadre: Iraís Reyes de Movimiento Ciudadano mostró un vape en la tribuna como si fuera el Santo Grial y gritó que esto es «la reforma más prohibicionista, autoritaria y absurda» en décadas. ¡Y tiene razón, wey! ¿Criminalizar al usuario que lo trae en la mochila? ¿Qué sigue, cárcel por chicles de nicotina o por un café muy cargado?

Pero el remate sarcástico está en las redes, donde revivieron las fotitos virales de 2022: el hijito menor del Tata, posando con un vapeador como rockstar millennial. ¿Coincidencia? ¡Já! En el mundo de la 4T, donde todo es «familia unida» menos cuando hay evidencia digital, surge esta cruzada anti-nubecita. ¿Protegiendo a los jóvenes o tapando el bochorno familiar? Porque, vamos, si el vástago presidencial andaba echando humo, imagínate el escándalo en Palacio. Mejor: ¡prohibámoslo todo y que el narco lo venda en tianguis clandestinos! Porque, como bien dijo la oposición, esto no acaba con el vicio; lo empuja al mercado negro, donde el CJNG ya debe estar diseñando vapes con logo de calaca.

En fin, devotos de la austeridad: mientras el gobierno presume «salud para el pueblo», nos deja con leyes que castigan más el vicio moderno que la corrupción de cuates. ¿Resultado? Chavos en la cárcel por un puff, y el crimen organizado riéndose con su nuevo gadget. Pinche ironía: prohibir el humo para que huela a quemado la soberanía. ¿Quién dijo que la política no es comedia?

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