Claudia Sheinbaum buscaba colocar a Omar García Harfush como su sucesor en la jefatura de gobierno de la CDMX promoviendo su candidatura, no la dejaron; para el relevo de la presidencia de la CNDH, trató de impulsar a Nashieli Ramírez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos en la capital del país, pero tampoco la dejaron; quisó que sus cercanos en la Cámara de Diputados, como Alfonso Ramírez Cuellar, tuvieran un papel más importante en la bancada morenista, pero se atravesó Ricardo Monreal y colocó a Pedró Hacés por encima de ellos.
Su gabinete está repleto de exfuncionarios de su antecesor, algunos de ellos incluso repiten las dinamicas que implantó su antecesor, incluida la conferencia mañanera, por lo que la visión que se tiene de la administración de la presidenta es de una supeditada a las órdenes del expresidente.
Hasta los pleitos con España los hizo suyo la mandataria y en cuanto a las conferencias mañaneras, como revela en su columna del 25 de noviembre Raymundo Rivapalacio, «Sheinbaum siempre estuvo en contra de tener mañaneras, pero López Obrador la obligó a realizarlas».
Así, la presidenta se encuentra atrapada en las redes de los que se consideran «puros» y representantes verdaderos del lopezobradorismo, que acotan su gobierno y aprovechan la curva de aprendizaje de su equipo para sacar adelante su agenda, no la de la primera presidenta del país, como sucedió –como un botón de muestra de esto– con la ceremonia del pasado 20 de noviembre, relata Rivapalacio, señalando que «Ramírez Cuevas se ha tomado atribuciones que no le corresponden, en la narrativa y en los hechos, como bloquear la invitación a la presidenta de la Suprema Corte al desfile del 20 de noviembre, sin consultarlo con ella, pero en la línea de su jefe López Obrador».
Además, Sheinbaum tiene que enfrentar a dos envalentonados coordinadores legislativos de Morena en el Congreso, «los desplantes de los coordinadores en el Senado y la Cámara de Diputados, Adán Augusto López y Ricardo Monreal, no han sido sólo contra la oposición y el sentido común, sino también la han afectado a ella», como apunta Raymundo Rivapalacio.
La pregunta es si logrará sacudirse el lastre que representan los «puros» del lopezobradorismo que sabotean su gobierno, pues –como concluye Raymundo Rivapalacio en su columna– «Sheinbaum enfrenta una batalla en múltiples frentes, pero el más delicado y difícil de enfrentar es el interno, donde seguimos viendo la lucha por el poder entre ella y su predecesor».
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