Retrocede el empleo en México

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La economía mexicana enfrenta un cierre de año con señales mixtas en su mercado laboral. Según los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) este 24 de diciembre, la Población Económicamente Activa (PEA) de México se ubicó en 61.5 millones de personas durante noviembre de 2025. Esta cifra representa una disminución de 152 mil personas en comparación con el mismo mes del año anterior, lo que sugiere un ligero retroceso en la dinámica de integración al mercado de trabajo.

A pesar de esta reducción en la fuerza laboral activa, la tasa de desocupación se mantuvo en niveles históricamente bajos, situándose en un 2.7 %. Aunque este dato es positivo en apariencia, muestra un incremento marginal frente al 2.6 % registrado en noviembre de 2024. En términos absolutos, el número de personas sin empleo que buscan activamente una oportunidad alcanzó los 1.6 millones, lo que significa que 11 mil mexicanos más se sumaron a las filas del desempleo en el último año.

El reporte del INEGI permite identificar que el principal reto de la política económica actual no es solo la falta de plazas, sino la calidad de las mismas. La tasa de informalidad laboral, un indicador crítico para entender la vulnerabilidad del trabajador, se situó en el 54.8 %. Esto significa que más de la mitad de los trabajadores en México carecen de seguridad social o laboran en unidades económicas no registradas, una cifra que superó ligeramente el 54.6 % del año previo.

Otro foco de alerta para el sector público y privado es el aumento en la tasa de condiciones críticas de ocupación. Este indicador, que mide el porcentaje de personas que trabajan pocas horas pese a su necesidad, o laboran jornadas excesivas con ingresos muy bajos, saltó del 34.5 % al 37.5 % en apenas doce meses. Este incremento de tres puntos porcentuales revela una presión creciente sobre los ingresos de las familias mexicanas, quienes deben trabajar más o en condiciones más precarias para subsistir.

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No todas las noticias son negativas. La tasa de subocupación —que agrupa a quienes tienen la necesidad y disponibilidad de trabajar más tiempo— mostró una mejora notable al pasar del 8.9 % en 2024 al 7.2 % en noviembre de 2025. Esta reducción sugiere que, para un sector de la población, las jornadas laborales actuales se están ajustando mejor a sus necesidades o capacidades económicas.

Desde una perspectiva de género, la brecha sigue siendo profunda. La tasa de participación económica de los hombres fue del 74.6 %, mientras que la de las mujeres se ubicó apenas en el 45.1 %. Además, la participación femenina experimentó una caída de 1.6 puntos porcentuales respecto al año pasado, un dato que preocupa a los analistas de políticas de inclusión laboral.

En resumen, los datos de noviembre dibujan un panorama de estabilidad frágil: el desempleo no se dispara, pero la informalidad y la precariedad ganan terreno en una fuerza laboral que, por primera vez en meses, parece estar reduciéndose en tamaño.

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