Pese al rechazo de organizaciones sociales defensoras de derechos humanos, de la falta de resultados, de las críticas que han hecho desde legisladores hasta los colectivos de madres buscadoras, Morena se prepara para reelegir a Rosario Piedra al frente de la CNDH.
A pesar de las versiones periodísticas que indicaban que la persidenta Sheinbaum quería un perfil nuevo al frente de la Comisión, la orden viene directamente del expresidente López Obrador, quien con esto confirma que es el verdadero poder tras el trono.
A esto se refería el presidente de la Comisión de Justicia del Senado, el expanista Javier Corral, en el sentido de que por razones políticas se había incluido en la terna a Piedra Ibarra, bajando de la lista a la segunda mejor evaluada por la comisión encargada de dicha tarea.
Incluso Sheinbaum tuvo que obedecer y recientemente se refirió de manera positiva al trabajo de Piedra en la CNDH, cuando hay poco que presumir en su gestión.
En resumen, pesó más el hecho de que en su presidencia legítima, luego de perder las elecciones de 2006, la madre de la aún titular de la Comisión, Rosario Ibarra de Piedra, le colocara la banda presidencial a López Obrador y que ya con la comisión bajo sus órdenes, no se haya emitido ninguna recomendación en contra del gobierno federal en temas sensibles como la actuación del ejército y la Guardia Nacional en temas de seguridad con bajas civiles.
Por eso es casi unánime el rechazo en contra de Rosario Piedra por parte de organizaciones defensoras de derechos humanos, pero a Morena sólo le interesa satisfacer a su caudillo.
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