Off the Record: Cheque en Blanco Mundialista

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¡Órale, carnales! Aquí andamos otra vez escarbando en lo que se cuece por debajo de la mesa con este Mundial 2026 que ya huele a goliza… pero no precisamente futbolera. Todo empezó con la bomba que soltó Peniley Ramírez en Reforma: México firmó convenios con la FIFA que parecen sacados de un trato con el diablo. Documentos confidenciales revelan que nosotros ponemos la lana gorda –infraestructura, seguridad, transporte gratis, hasta «limpieza social» quitando ambulantes dos kilómetros alrededor de los estadios– y la FIFA se lleva las ganancias sin pagar ni un quinto de impuestos. Exenciones totales de ISR, IVA y lo que caiga, más la facultad de cambiar el contrato cuando se les antoje. ¡Un cheque en blanco, pues!

La cosa se calentó rapidito en redes. Usuarios como @bereaguilarv andan furiosos: «Beneficios privados claros, costos públicos opacos», dice, y comparte que México pagará canchas de entrenamiento, hospedaje y hasta oficinas gratis para la FIFA, mientras el monto total ni se sabe. Otro, @JoseMarioMX, calcula que saldrá en 25 a 35 mil millones de pesos del erario, dinero que podría arreglar 40 mil escuelas. «Un mes de fútbol élite vs generaciones sin educación digna», reclama, y tiene razón en el enojo.

Pero no todos le entran al drama igual. Hay quienes defienden que es el modelo estándar de la FIFA, firmado originalmente por Peña Nieto en 2018 y ratificado después. Comentarios como el de @macamposr52 acusan de mentirosas a las que critican: «Es aceptado por EUA, Canadá y México por igual». Y ni duda, versiones circulan de que Hacienda acaba de aclarar –el 21 de diciembre– que limitaron los beneficios fiscales solo a 2026, no hasta 2028 como estaba antes, tras negociaciones con Sheinbaum. «Se acotó sin litigio», presumen algunos posts.

Otros trascendidos no confirmados andan volando: que la inseguridad y protestas podrían hacer que FIFA nos quite sedes, con fosas cerca del Akron en Guadalajara como ejemplo macabro. Rumores de que EU y Canadá ya tienen plan B para reasignar partidos. Y los boletos, ¡ay nanita! Hasta tres veces más caros, con reventa en millones, mientras nosotros subsidiamos todo.

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En redes, la polémica arde: unos ven traición y despilfarro, otros herencia peñista renegociada. Hay sospechas de que el turismo salve la jugada, pero comentarios de usuarios como @erik_aviles cuestionan: «¿Fiesta o traición?». Son versiones que circulan, rumores de enojados en X, no todo confirmado, pero el descontento es real. Al final, pagamos nosotros el espectáculo, y la FIFA cobra. ¿Valdrá la pena? Ahí se los dejo, para que juzguen solos.

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