¡Morena se come a sus hijos! ¿Limpieza o carnestolendas internas?

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¡Ay, nanita! En el circo de la política mexicana, donde los payasos de Morena se disfrazan de santos con aureola de cartón, ahora andan dándose de madrazos entre ellos mismos. ¿Qué pasó con eso de «no somos iguales» que tanto gritaban contra el PRIAN? Pues mire usted, en Morelos, Veracruz y Tabasco, los nuevos «góbers» guindas están destapando cloacas que apestan a excompañeros de partido. ¿Honradez republicana o puro ajuste de cuentas con revancha de telenovela? Vamos al desmadre, que esto da para carcajadas… o llanto.

Empecemos por Cuauhtémoc Blanco, el exfutbolista que gobernó Morelos como si fuera un partido de la Liga MX: puro regate, pero con la pelota del erario. La actual mandataria, Margarita González (sí, Morena pura), le llueve sobre mojado: denuncias por desvío de 40 millones de varos en compras fantasma, malversación en obras que nunca arrancaron y, para rematar, una fiscalía que pide su desafuero por intento de violación a su propia media hermana. ¡Órale, Cuau! De patear goles a patear la ley. Seis denuncias contra sus exfuncionarios, y el «Cuau» calladito como momia en el Azteca. ¿Limpieza? O nomás le están cobrando el favor de no haberle pasado el balón en las elecciones.

Pásale a Veracruz, donde Cuitláhuac García dejó el cargo como si hubiera barrido con la escoba del ORFIS: 2 mil 372 millones de pesos en daño patrimonial, carnal. Sobrecostos en el remozado del Acuario (casi 20 milloncitos esfumados), fallas en obras «emblemáticas» que parecen chafas de tianguis y un desfalco que huele a «pa’ mis cuates». El nuevo gobierno morenista, con Rocío Nahle al mando, destapa el chorro y dice: «¡Ay, Cuitla, qué feo!». Pero, ¿es justicia o puro «yo te cuelo porque tú me colaste en el pasado»? En X, la gente tuitea que es el «legado en ruinas» del tabasqueño, pero aquí todos bailan al son de la misma ranchera guinda.

Y en Tabasco, el remate: Javier May Rodríguez, otro morenista de hueso colorado, arremete contra el legado de Adán Augusto López con el caso «La Barredora». Esa banda de cholos que operaba con marinos y exfuncionarios como si fuera el equipo titular del crimen organizado. Arrestos a diestra y siniestra, nexos con «Comandante H» (Hernán Bermúdez, el poli corrupto que se volvió capo) y May gritando «¡No somos iguales!» mientras pide que se esclarezca todo. ¿Verdad? O nomás está limpiando el terreno pa’ su reelección, porque Adán Augusto era el delfín de AMLO y ahora anda de villano en esta novela.

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En fin, compadres, esto pinta a Morena como familia disfuncional en sobremesa: todos se acusan de robar el pozolito, pero nadie lava los platos. ¿Combate a la corrupción o guerra de facciones por el control del partido? Si es lo segundo, agárrense, que el 2026 va a oler a revancha en lugar de transformación. ¡Pura sátira, pero con datos del chorro noticioso!


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