México, sin estrategia de seguridad nacional… y con canciller ausente

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En uno de los momentos más delicados del entorno nacional-internacional del paía y en medio de las amenazas de la seguridad nacional monroísta de la Casa Blanca, México se encuentra sin titular en la estratégica Secretaría de Relaciones Exteriores. Y aunque aquí toda la política es presidencialista y unipersonal, de todos modos se requiere de la funcionalidad del gabinete.

El titular de la SRE, Juan Ramón de la Fuente Ramírez, se encuentra con licencia médica, aunque hay indicios en redes de que su retiro obedece a un asunto personal. Pero sea la razón que sea, el caso es que el contexto internacional de México exige un enfoque estratégico que de muchas maneras debería de comandar la Cancillería:

–Las amenazas de Trump de terminar con el Tratado, y aunque no puede sino hasta 2036, de todos modos sigue enchinchando con amenazas que ya afectaron el intercambio comercial del T-MEC que nació como TCL y se fortaleció en 2018 como un acuerdo no arancelario.

–La Estrategia de Seguridad Nacional de Trump que confirma su primera de 2017 y que no modifica en nada el clima de criterios imperialistas de la estrategias presidenciales desde Reagan en 1987, pero que crea amenazas públicas de intervencionismo desestabilizador –con la CIA o con Marines— a países que no ceden su soberanía a Washington: Panamá, Venezuela, Brasil, Colombia, México y hasta Nicaragua.

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–La colonización de la FIFA para contaminar al futbol con temas geopolíticos y la Medalla de la Paz –en modo de corcholata— de la FIFA a Trump.

–La Estrategia de Seguridad Nacional de Trump fechada en noviembre de 2025 y distribuida el viernes 5 de diciembre y su contenido basado en dos principios clave: la aplicación de la Doctrina Monroe no solo al continente americano como en 1823, sino ahora en todo el hemisferio occidental del planeta, reconstruyendo la línea roja del Muro de Berlín para acotar a Rusia y a China y el principio de llegar “a la paz por medio de la fuerza” o de la guerra.

–Las amenazas de invasiones militares estadunidenses, lasc maniobras en curso de desestabilización por la CIA en Venezuela y Colombia y el intervencionismo político electoral local de Trump para inducir votos a favor de los candidatos de la derecha trumpiana en países sudamericanos.

La política exterior mexicana es presidencialista, pero tiene dos instancias determinantes: el Senado que participa en el mantenimiento de los principios y sore todo la Secretaría de Relaciones Exteriores que no solo funciona con embajadores y cónsules hoy en precariedad salarial, sino como instrumentos de seguridad nacional.

 A la SRE le toca –más bien: debería corresponderle– el papel coordinador de otras dependencias que tienen que ver con acciones de política exterior: Economía por el Tratado, Defensa y Marina por razones de la Doctrina de Defensa Nacional y soberanía, Gobernación en política exterior vis a vis la política interior, Seguridad y Protección Ciudadana por la transnacionalización del crimen organizado y las presiones de Washington, la Fiscalía federal por políticas y estrategias criminales internacionales.

Ahí es donde se percibe el hoyo funcional de la SRE por el permiso del canciller De la Fuente Ramírez, y una prelación escalafonaria que permite del subsecretario del Ramo, un burócrata que funcionó como asistente de compañía de Ebrard cuando fue canciller de López Obrador y sin formación en temas de inteligencia y seguridad nacional.

Se supone –porque en la 4T todos es sospechosismo y juegos de poder– que la relación con EU está en manos del embajador mexicano en Washington, Esteban Moctezuma Barragán, un político experimentado que tiene en sus manos los hilos de las relaciones de México con los grupos de poder de Washington.

Pero además del desacomodo burocrático, México ha eludido, más por razones de centralización presidencial, de una estructura de seguridad nacional que funcione; se supone en el México de las suposiciones que existe un gabinete de política exterior, pero en los hechos todo se centra en las decisiones de la presidenta de la República, pero sin mover los engranes políticos como existen en el Consejo de Seguridad Nacional de EU que hoy está presidido –un mensaje imperial– por el también secretario de Estado y en el que tiene un sillón especial –por razones obvias—el secretario de Guerra, ya no de Defensa.

La ausencia de De la Fuente Ramírez por razones personales y la inexistencia de una verdadera Cancillería estratégica no ayudan a procesar información, escenarios, vinculaciones y mensajes frente al abusivo activismo de Trump metiéndose en las políticas nacionales de países supuestamente aliados. 

Política para dummies: La política es un equilibrio entre los objetivos, los instrumentos y sobre todo las tensiones.

El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

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