¡Ay, mis queridos lectores! Aquí estamos, en tiempos de incertidumbre política y con más drama que una telenovela de las 9, donde el ex-presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) parece que ha estado en modo “claro que sí, yo no estoy, pero aquí estoy”. ¿Qué es eso de la aparición silenciosa y luego, pum, maquinando la presentación de su nuevo libro? ¡Es como si de repente te encontraras a tu ex en la fiesta de un amigo, y solo te queda preguntarte si sigue dolido o si ya superó esa relación!
Según los chismes de las esquinas y las redes sociales, el exmandatario planea hacer su grandiosa reentrada al circo político con la presentación de su libro. Un detallito curioso, pues mientras cacarea desde el fondo de su colchón, la actual presidenta, Claudia Sheinbaum, está intentando pintar su propia imagen y sacudirse ese tufillo a “hormona de AMLO” que le ha caído como un chaleco de plomo. Es como si cada vez que ella intenta hablar de sus logros, en el fondo se oyera un “¡ay!, esto fue gracias a AMLO”. ¡Qué horror!
Sheinbaum ha tratado de mostrar que la “nueva administración” es autónoma, que ya no hay mamitis política, pero es como tratar de venderle chicles a un corcho. La sombra alargadísima de López Obrador que acompañó su andanza en el Palacio Nacional es más grande que el ego de cualquier influencer perdido en Instagram. Y ahora, mientras ella se esfuerza por demostrar que tiene su propio estilo de gobernar, el “tío Andrés” se asoma con su librito y nos dice: “¡Ándale, mira lo que tengo aquí!”.
Por cierto, para quienes no lo saben, este libro no es como cualquier cosa que un autor promedio publica. No, no. Se trata de una serie de “reflexiones” (que en lenguaje AMLO significa “aquí están mis críticas y un poco de acérrimo amor a mi persona”) en las cuales probablemente apunta con el dedo a todo el mundo, menos a su querido reflejo en el espejo. Así que, prepárense para una obra que se leerá entre risas y je ne sais quoi de “aquí no se fue a pasear Aguirre, eh”.
En fin, el regreso del ex presidente puede dejar muy en claro que, aunque Sheinbaum está en el timón, el viejo lobo de mar sigue teniendo un pie como el de Godzilla en la política mexicana. No sería sorpresa que, mientras ella intenta lidiar con pandillas, escándalos y recortes, él se convierta en la nueva estrella del cuento, haciendo que todos digan “¿Claudia quién?”.
Así que, mis queridos amigos, prepárense para esta función, porque seguramente será un culebrón donde los protagonistas intentarán bailar un tango, pero lo que nos quedará claro es que ninguno tiene claro quién mueve los hilos.
