La destrucción del Poder Judicial para contar con uno sometido al Poder Elecutivo, con el Legislativo ya dominado, avanza luego de una tómbola que definió la cantidad de cargos de jueces y magistrados que serán electos en 2025.
De la mano de un partido oficial y aliados, a quienes no les interesa realmente la justicia, y una oposición que no supo defenderla, ahora tendremos un Poder Judicial que tendrá jueces que le deberán el cargo a quien los postuló y no como resultado de una carrera judicial que garantiza el ascenso a quienes cumplan con ciertos requisitos y acumulen experiencia.
Es cierto que el Poder Judicial no era perfecto, que había errores, corrupción y abusos, pero en lugar de limpiarlo y mejorarlo, ahora tendremos una versión politizada que nos dará una justicia en la que influyan quienes propusieron a los jueces que llegaron a una votación que si es como ejercicios anteriores –la consulta para cancelar el aeropuerto de Texcoco o la que se hizo para el juicio contra expresidentes– podría tener una escasa participación, lo que agrega otro factor de preocupación: que los nuevos jueces y magistrados sean elegidos por una minoría sin que eso signifique un avance para el país.
Pero no se puede esperar algo distinto de un gobierno que tiene como principal ideologo a alguien que usa sus creencias y ocurrencia como guía para sus acciones de gobierno, con un discurso que distrae al pueblo de la verdadera reflexión sobre los problemas del país, pues si se rifó un avión que acabó siendo vendido —perdiendo dinero en el proceso y desaprovechandolo en la coyuntura de la pandemia–, recurrir a una tómbola para rifar la justicia no es algo fuera del libreto del grupo que quiere controlar al país.
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