
La célebre historia del príncipe Sigfrido y la joven Odette en el Lago de los cisnes conquistó al público en las dos únicas funciones –con localidades agotadas– del sábado 11 de octubre de 2025 en el Auditorio Nacional. Alrededor de 20 mil personas disfrutaron de la puesta con la Compañía Nacional de Danza (CND) y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes (OTBA), ambas agrupaciones del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), organismo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
La OTBA, con la batuta de Gavriel Heine, y la CND, bajo la dirección artística de Erick Rodríguez y la dirección artística adjunta de Elisa Carrillo, ofrecieron una experiencia escénica inolvidable con la versión coreográfica de Cuauhtémoc Nájera, que se basa en la obra original de hace 130 años de Marius Petipa y Lev Ivanov.
Una historia de amor, engaño y redención
Con música de Piotr Ilich Tchaikovsky, el Lago de los cisnes se estrenó el 4 de marzo de 1877 en el Teatro Bolshói de Moscú, con la coreografía del checo Julius Reisinger. A pesar de su tibia recepción inicial, la obra encontró un eco definitivo en la historia de la danza en 1895, cuando los coreógrafos Marius Petipa y Lev Ivanov presentaron en el Teatro Mariinski de San Petersburgo una nueva versión que transformó el lenguaje del ballet clásico.
La coreografía ha sido interpretada por las agrupaciones de ballet más prestigiosas del mundo y adaptada en innumerables estilos, contextos y visiones escénicas. Su combinación única de técnica, poesía, drama y profundidad emocional la convirtieron en un símbolo universal del arte dancístico.
La producción de la Compañía Nacional de Danza, estructurada en dos actos, convoca a la totalidad de su elenco y despliega todo el poder interpretativo y la excelencia técnica de su cuerpo artístico. En total, más de 150 creadores, entre integrantes de la orquesta y bailarinas y bailarines, dan vida a la monumental puesta en escena que combina virtuosismo, precisión y sensibilidad.
La obra narra la historia del príncipe Sigfrido, quien, durante una cacería nocturna, descubre un lago encantado habitado por jóvenes transformadas en cisnes por el hechicero Von Rothbart. Entre ellas se encuentra Odette, la reina de los cisnes, de quien Sigfrido se enamora.
El hechizo solo se romperá si alguien jura amor eterno a Odette, pero el malvado Von Rothbart, decidido a impedirlo, envía, disfrazada, a su hija Odile para engañar al príncipe.
La delicadeza y profundidad emocional de cada uno de los personajes, cuya elegancia colectiva y musicalidad envolvieron al público en una experiencia estética asombrosa, tuvo la gran ovación del público, que celebró una de las producciones dancísticas más esperadas del año en el repertorio de la CND.
Casi siglo y medio después de su creación, el Lago de los cisnes es un referente universal del arte escénico. En palabras del propio Nájera, el ballet “se ha convertido en una pieza universal que sigue resonando por su vigencia. Es una historia actual de hombres y mujeres enfrentando las consecuencias de sus decisiones. Odette, Von Rothbart y Sigfrido podrían ser cualquiera de nosotros, lidiando con impulsos, juramentos rotos o la lucha entre el bien y el mal”.
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