El sueldazo de Noroña no lo tiene ni Obama

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¡Órale, banda! Agárrense porque el chismecito de hoy viene con olor a billete y un tufo a hipocresía que ni la escoba de la bruja del 71 quita. Resulta que el mismísimo “Teacher” Joaquín López-Dóriga soltó la sopa (o más bien, la caja fuerte) sobre Noroña y sus supuestos ingresos como presidente del Senado. ¡Casi un millón de pesos al mes, mis chavos! Así, como lo oyen, $939,700 pesitos para ser exactos. ¿Un millón de varos? ¡No me digan que esto no huele a que la «austeridad republicana» es más un chiste que una realidad!

Noroña, el adalid del pueblo, el que se encuera en el Zócalo (bueno, casi), el que nos jura y perjura que el poder es servicio y no privilegio, ¡¿anda cobrando esa lana?! ¡No ma…dre mía! Si esto es cierto, la «austeridad» se ha de estar revolcando en su tumba de pura vergüenza. Es como si el mismísimo Che Guevara se hubiera puesto a vender Rolex en la Habana. ¡Una mamada!

Y no es por ser malpensado, pero, ¿será por eso que el buen Noroña anda con esa pinche necedad de querer repetir? ¡Nooo, qué va! Si es por amor al prójimo, ¿verdad? Por su ferviente deseo de seguir sirviendo a la nación, ¡claro que sí! Con un sueldazo de esos, hasta yo le entro a la de «siempre leal, nunca desleal». ¡Y a ver si no me da por andar proponiendo que el senado sea vitalicio!

Esto, mis queridos lectores, no es más que la prueba irrefutable de que la política en México es un circo de tres pistas: la de los discursos para la galería, la de las promesas que se lleva el viento, y la de la lana que se queda en el bolsillo de unos cuantos. La «austeridad republicana» parece ser solo para los de a pie, para el pobre diablo que se levanta temprano para ganar una miseria. Para los de arriba, para los que se dan golpes de pecho, la cosa es muy diferente.

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Así que, la próxima vez que Noroña, o cualquier otro «servidor público» de su calaña, les hable de sacrificio y de trabajar para el pueblo, acuérdense de este chismecito. Y si les da la gana, hasta le pueden gritar: «¡Noroña, Noroña, la lana te retoña!» Total, ¿qué más da un insulto cuando ya nos están robando a manos llenas? ¡Pinches vividores!


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