El Mayo, la DEA y el culebrón de la soberanía

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¡Órale, México, agárrense que esto está más enredado que el final de una telenovela! Ismael «El Mayo» Zambada, el mero mero del Cártel de Sinaloa, fue atrapado como vil paloma por el FBI en una jugada que parece sacada de una película de Hollywood. ¿Cómo la hicieron? Con un avionetazo a lo 007, un supuesto «secuestro» orquestado por Joaquín Guzmán López, uno de los Chapitos, quien lo subió a una nave rumbo a El Paso, Texas, sin que nadie en México oliera el pastel. ¡Vaya manera de hacerla de tos!

Funcionarios del gobierno estadounidense reconocieron que el FBI y otras agencias lograron el arresto de “El Mayo” Zambada, algo que no se aceptó luego del traslado del líder del Cártel a dicho país.

El asunto es que este numerito no solo le dio un madrazo al Cártel de Sinaloa, sino que puso al gobierno de Claudia Sheinbaum en un aprieto de aquellos. La 4T anda con la cara larga porque los gringos no les avisaron ni de chiste, y ahora están exigiendo explicaciones como cuando tu mamá te cachaba llegando tarde a la casa. La presidenta, con su estilo de «aquí no pasa nada, pero sí pasa», ha dicho que esto es un tema de soberanía, no de defender al Mayo. ¡Órale, qué manera de bailar el jarabe tapatío con la diplomacia!

Lo chido, o lo no tan chido, es que este culebrón destapó la cloaca. El Mayo, desde su celda en Nueva York, mandó cartita pidiendo que lo regresen a México porque, según él, lo llevaron con engaños. ¿Y qué hace Claudia? Dice que la Fiscalía anda revisando el caso, pero que no es por el capo, sino por el principio. ¡Claro, como si el principio no tuviera bigote y medio siglo de moverle al narco! Mientras, en Sinaloa, la violencia está que arde por la guerra entre Los Chapitos y La Mayiza, y los gringos ya están frotándose las manos con las confesiones que El Mayo podría soltar.

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Total, México quedó como el compa que llega a la fiesta y se da cuenta de que ya se la hicieron. La presión de Trump y su «guerra contra los cárteles» no ayuda, y ahora Sheinbaum tiene que lidiar con un vecino que se cree el patrón del rancho. ¿Cooperará México con la DEA o le pondrá un estate quieto a tanto descaro? Esto apenas empieza, y como dijo el filósofo de la colonia: «¡Qué chinga nos espera!»


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