DeVotos y otros políticos Nonsanctos: ¿Doble Moral o Doble Ración de Pinche Hipocresía?

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¡Órale, compadres! Aquí en DeVotos y otros políticos Nonsanctos, donde el circo de la política mexicana se ve más chueco que pato cojo, hoy les traigo una joya de hipocresía que ni en telenovela de Televisa. Imagínense: los morenistas, esos paladines de la «austeridad republicana» y la «no corrupción», le echan el chingo al panista Jorge Romero, flamante dirigente del PAN, acusándolo de ser el mero mero del «Cártel Inmobiliario» en la Benito Juárez. ¡Ay, nanita! Claudia Sheinbaum lo bautizó como «el jefe» en una mañanera, Luisa Alcalde le pide que «aclare su participación», y el dipu Arturo Ávila jura que hay 22 carpetas de investigación en la FGJCDMX por sobornos, permisos chuecos y hasta depa regalado a su suegro. Romero grita que es un «montaje ridículo», que no hay orden de aprehensión ni delito probado, pero ¿y qué? Para Morena, el cuate ya es el Scarface de las torres de lujo. «¡Tope donde tope!», claman, mientras afilan el machete para una comisión especial que lo destripe.

Pero, ¡agárrense los machos! Ahora que el chisme les revienta en la cara a ellos mismos, con su adorado Adán Augusto López Hernández –ese que soñaba con la presidencia como perico con la rama–, la cosa cambia de color más rápido que camaleón en tianguis. Resulta que Hernán Bermúdez Requena, alias «El Abuelo» o «Comandante H», el exsecretario de Seguridad que Adán Augusto le enchufó en Tabasco desde 2019, acaba de caer en Paraguay como piñata rota. ¡Y no por tonterías! Lo acusan de liderar «La Barredora», esa banda de huachicoleros, extorsionadores y secuestradores que operaba con el CJNG, sembrando balazos y narcomantas mientras el tabasqueño gobernaba. Sedena lo tenía en la mira desde 2021, con reportes de que Bermúdez autorizaba «plazas» narco y liberaba sicarios a cambio de lana. Lo extraditan, lo meten al Altiplano, y Adán Augusto sale con que «no sabía ni madres», que lo conoce de años, pero «nunca tuve indicio ni sospecha». ¡Ja! Sheinbaum lo respalda: «Que investigue la fiscalía, nosotros no protegemos a nadie». ¿En serio, jefa? ¿Y las narcomantas en las mesas de seguridad que Adán Augusto presidía, firmadas por La Barredora? ¿O el vox populi en Tabasco que decía que Bermúdez era el rey del mambo criminal?

¡Puta madre, qué doble vara de medir tan descarada! A Romero le niegan el «no lo hice» aunque no haya carpeta abierta; a Adán Augusto le aplauden la negación como si fuera evangelio, sin un solo «explícale, carnal». ¿Cómo se llamó esa obra? ¡»El ladrón juzga por su racha», o mejor, «Hipocresía Morenista: La Temporada Eterna»! En este país de políticos nonsantos, la corrupción es como el tequila: amarga para el otro, pero se traga con sal y limón cuando te toca a ti. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar este teatro de marionetas con hilos de lana sucia? Ustedes díganme en los comentarios, que yo ya me acabé la hiel.

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