¡Órale, carnales! En esta nueva entrega de DeVotos y otros políticos Nonsanctos, volvemos a patear el balón con Cuauhtémoc Blanco, el exfutbolista que pasó de meter goles en el Azteca a meter la pata en el Palacio de Gobierno de Morelos. ¿El último escándalo? Una red de corrupción en la Secretaría de Salud que le costó al erario 323 millones de pesotes en contratos a tres empresas fantasma, ligadas a un consejero morenista que, sorpresa, ¡nunca entregó ni un pinche aspirina! Animal Político lo destapó ayer mismo, y el «Cuauh» —ahora diputado federal de Morena— se las peló como si fuera un partido de fogueo: evadió a la prensa con un «que lo investiguen, es gente de allá». ¡No mames, Cuau! ¿»Gente de allá»? ¿De Marte? Porque esa «gente» te rodeaba como guardaespaldas en tu sexenio, repartiendo cheques en blanco mientras Morelos se ahogaba en deudas y pandillas.
Y no es la primera patada en las costillas. La actual gobernadora, Margarita González —que, por cierto, parece más interesada en heredar el show que en limpiarlo—, ya soltó cuatro denuncias por desvíos millonarios de la era Blancoverde. Estamos hablando de 14 exfuncionarios bajo el lupa de la Fiscalía, desde fantasmas en IMSS-Bienestar hasta huachicol fiscal disfrazado de medicamentos. Pero el golazo de media cancha es el de su media hermana, Nidia Fabiola, que en 2024 lo denunció por intento de violación: cuatro minutos de golpes, acoso y terror, según la carpeta en la Fiscalía de Morelos. La Cámara de Diputados, con Morena, PT y hasta el PRI bailando al son de la 4T, desechó el desafuero en marzo. ¡Impunidad level god! Blanco se pasea como si nada, twitteando memes de fútbol mientras la FGE investiga… o finge.
¿Por qué este tipo se siente más intocable que el VAR en un clásico? Fácil: la bendición de la 4T. AMLO lo abrazó como a un yerno pródigo, Sheinbaum lo cubre con el manto de «familia morenista», y Rosa Icela jura que «no permitirán corrupción»… ajá, claro, nomás no la de los suyos. En X, el chisme arde: usuarios lo tunden por «corrupción e intento de violación», pero él, cero respuesta. ¿Protección papal o simple cinismo futbolero? Sea como sea, Morelos llora mientras Cuauh sueña con la SCJN o un reality de impunes.
Al final, devotos, esto no es un partido: es un autogol colectivo. Si la 4T quiere limpiar, que empiece por barrer su vestuario. ¡Sino, que le den el balón a la justicia de una vez! ¿O nomás es show para las cámaras?
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