La inteligencia artificial (IA) está revolucionando la búsqueda de vida en otros planetas mediante diversas técnicas y herramientas avanzadas. Aquí te cuento algunos de los enfoques más interesantes:
1. Detección de biofirmas en exoplanetas: Los científicos utilizan IA para analizar los espectros de tránsito (cambios en la luz estelar cuando un planeta pasa delante de su estrella) y la luz que atraviesa sus atmósferas. La IA permite identificar patrones químicos asociados a compuestos que podrían indicar actividad biológica, como el agua o el oxígeno, en grandes volúmenes de datos. Este enfoque está facilitando la detección de exoplanetas potencialmente habitables, especialmente al analizar combinaciones complejas de gases y detectar “anomalías” químicas en las atmósferas de estos cuerpos celestes.
2. Análisis de muestras geológicas y orgánicas: Investigadores del Instituto Carnegie han desarrollado un sistema de IA con un 90% de precisión para distinguir entre materiales de origen biológico y abiótico (no vivo). Este sistema analiza los patrones moleculares en muestras de origen orgánico (como fósiles o restos antiguos) y puede determinar si una muestra ha albergado vida, incluso si ha sufrido degradación. Esta técnica es muy útil tanto en la Tierra, en el análisis de rocas antiguas, como en misiones a Marte, donde se buscan signos de vida en el pasado del planeta rojo.
3. Búsqueda de inteligencia extraterrestre: En el ámbito de la radioastronomía, algoritmos de aprendizaje profundo son empleados para procesar grandes volúmenes de datos de telescopios, como el telescopio Green Bank, en busca de señales tecnológicas (o “tecnofirmas”). Estos algoritmos han analizado horas de datos y han detectado posibles “señales especiales”, aunque hasta ahora la mayoría han resultado ser falsos positivos. Esta tecnología permite analizar señales de radio en tiempo real y buscar patrones de comunicación que podrían ser emitidos por una civilización avanzada.
Estas aplicaciones de la IA no solo aceleran el análisis de datos astronómicos y geológicos, sino que también amplían nuestras posibilidades de identificar signos de vida en formas aún desconocidas, lo que constituye un avance significativo en el campo de la astrobiología.
