Corrupción Política: ¿PRI Fantasma o Morena Tóxica?

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En el laberinto de la política mexicana, donde la desconfianza es moneda corriente, una encuesta reciente de CE Research destapa el pus de la percepción ciudadana: el PRI se corona como el partido más corrupto con un abrumador 41% de menciones, seguido por el PAN al 22% y Morena al 18%. El Verde Ecologista acumula un 10%, el PT un 6%, y Movimiento Ciudadano (MC) se salva con solo el 3%, posicionándose como el «menos pecador». Publicada el 6 de diciembre de 2025, esta medición –realizada a nivel nacional con una muestra representativa– no solo ratifica el estigma histórico de los tricolores, sino que enciende una mecha polémica: ¿está Morena, el supuestamente «nuevo» salvador, enfilándose al mismo abismo ético que hundió a sus predecesores, o es víctima de una narrativa opositora? Este informe desentraña los datos, sus raíces y el debate que podría reconfigurar el tablero electoral hacia 2030.

El sondeo de CE Research, con un margen de error del 3.2%, refleja un México harto de escándalos: desde los desvíos millonarios del PRI en los 90 hasta los presuntos nexos del PAN con el «moches» en administraciones foxistas. El PRI, con su legado de 70 años de hegemonía priísta marcada por casos como Odebrecht y la «Casa Blanca» de Peña Nieto, arrastra un lastre que el 41% de encuestados –principalmente millennials y clases medias urbanas– no olvida. «Es el partido del ‘ya merito'», ironiza un analista en redes, evocando promesas eternas de cambio que nunca llegaron. El PAN, con 22%, paga el costo de su alianza fallida con el PRI en 2024 y acusaciones de corrupción en Baja California, donde exgobernadores enfrentan juicios. Sorprende Morena: con solo siete años en el poder federal, ya roza el 18%, un salto alarmante atribuible a controversias como el Tren Maya –opacado por opacidad en contratos– y el fideicomiso de la Lotería Nacional, donde auditorías de la ASF detectaron irregularidades por 1,500 millones de pesos.

Aquí detona la polémica que divide al país: ¿Morena, nacido como antídoto anticorrupción bajo López Obrador, ya se ha «priizado» en tiempo récord, o esta percepción es un complot mediático orquestado por la derecha para deslegitimar el «proyecto de la 4T»? Críticos como el colectivo Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) argumentan que el guinda acumula casos emblemáticos –desde Pemex hasta el nepotismo en programas sociales–, erosionando su aura de pureza y alertando de un «efecto contagio» que podría costarle la mayoría en las elecciones de 2027. Defensores, en cambio, culpan a la «prensa fifí» y a la herencia priísta en el aparato estatal, citando que el 65% de los mexicanos aún aprueba a Sheinbaum por sus avances en equidad de género y bienestar. En X, el debate hierve: «Morena no es corrupta, es ineficaz», tuitea un influencer progubernamental, mientras opositores replican: «¿18% en siete años? En 2030 superará al PRI». MC, con su 3%, emerge como el outsider: su imagen «fresca» y enfoque en innovación digital lo posiciona como alternativa, pero analistas dudan de su escalabilidad nacional, viéndolo más como «el MC de los memes» que como un contendiente serio.

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Las implicaciones son sísmicas. Esta encuesta, en un México donde el 90% percibe la corrupción como el principal problema según Transparencia Internacional, podría galvanizar a la sociedad civil: el 43% de encuestados exige reformas como la obligatoriedad de declaración patrimonial en tiempo real. Para Morena, en el poder desde 2018, es un campanazo: pese a su dominio electoral (45% de intención en sondeos recientes), el ascenso en percepción corrupta amenaza con fracturar su base chavista, especialmente entre jóvenes que priorizan la transparencia sobre el asistencialismo. El PRI y PAN, hundidos en el fondo, enfrentan un dilema: ¿refundarse o aliarse en un «frente anti-Morena» que huela a dinosaurio? Predicciones: si no hay catarsis –como un «pacto por la honestidad» propuesto por MCCI–, el vacío lo llenará un populismo de ultraderecha o independientes disruptivos, como en Brasil con Bolsonaro.

México 2025 clama por líderes intachables, no por siglas manchadas. La encuesta no miente: la corrupción no es de izquierda o derecha, sino de un sistema podrido. ¿Reforma o implosión? El pueblo, hastiado, decide. El reloj electoral corre; el escándalo, acecha.

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