Por: Luis del Castillo
La Comisión Organizadora Nacional de Elecciones del PAN, CONECEN, ha dado un paso que levanta serias sospechas y alimenta la suspicacia en torno a la transparencia de esta elección. Decidieron “inaplicar” una disposición crucial del Manual de Organización de la Jornada Electoral, aquella que prohibía el ingreso de teléfonos celulares para tomar fotos del voto. En teoría, esta regla era para asegurar el voto secreto y evitar cualquier tipo de presión o coacción. Pero resulta que, “casualmente”, se decidió inaplicarla, y claro, ahora algunos padroneros y operadores de la nómina azul están pidiendo fotos del voto a favor de Jorge Romero como prueba de lealtad. Una maniobra para nada democrática.
¿Por qué se decidió inaplicar esta norma? La respuesta parece obvia. Alguien se fue a quejar a la Comisión de Justicia del Consejo Nacional, alegando que la prohibición de celulares afectaba su capacidad de operar su “línea de voto”. Y ahí es donde está la verdadera intención de esta decisión “fast track”, tomada con una rapidez que contrasta con la lentitud habitual de la Comisión de Justicia, que suele tomarse meses para resolver cualquier caso. Pero esta vez no. Esta vez, la respuesta fue expedita, casi como si el tiempo y el esfuerzo solo se alinearan cuando el propósito es proteger los intereses de unos cuantos.
Es una burla. En lugar de velar por un proceso limpio, la dirigencia ha permitido que se manipule una regla que debería estar protegiendo a los militantes, para convertirla en un arma de coacción. Los jefes de nómina y padroneros ahora operan sin restricciones, presionando a aquellos que dependen de la estructura partidista. Este tipo de prácticas no es solo antidemocrático, es un claro retroceso, y pone en entredicho la credibilidad de un proceso que, lejos de ser transparente, se muestra cada vez más como un teatro manipulado en favor de la continuidad del mismo grupo de poder.
¿Es este el PAN que queremos?
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