Claudia y las Encuestas: ¡De patita en la calle!

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Queridos lectores, agárrense de sus asientos que hoy venimos con la ironía a flor de piel y el sarcasmo hecho pluma. La jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, se ha convertido en el tema del día, y no precisamente por sus brillantes estrategias de gobernanza, sino por el nuevo capítulo de su telenovela: «Las Encuestas de la Amiga Morning Consulting».

¿Se acuerdan de cuando Claudia presumía como la reina de las encuestas? Era como ver a un niño con su primer balón: todo emoción. «Miren mamá, soy la primera», decía cada vez que salía una encuesta que la colocaba muy arriba, casi alcanzando a la luna. Pero, parecemos en un cuento de hadas: de un momento a otro, el destino ha decidido jugarle una broma más cruel que la del «Taco de ojo» el día del taco.

¡Párenle a la música! En su más reciente aparición, la misma Claudia ya no se atreve a mencionar esos sondeos que la tenían en la cima, porque ¿saben qué? ¡Puf! La última encuesta de Morning Consulting la arroja de lleno en la novena posición, con un 41% de aprobación y un escandaloso 53% de desaprobación. No es que tenga queudarse a que pase algo, pero eso es menos que salirse del semestre con un 7.0. ¡Vamos, Claudia! Así no es cómo se hacen las cosas.

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Aparte, esos números sonrojan, o al menos deberían. Por si esto fuera poco, las encuestas de otros medios nacionales se empeñan en recordarle a Claudia que su popularidad es más frágil que una piñata en una fiesta de adultos. Las cifras son sobrecogedoras y sugieren que se encuentra en niveles similares a cuando tomó posesión el cargo. ¡Una verdadera travesía en la montaña rusa política!

Así que, tras semanas de presumir sus posiciones privilegiadas en medios, la jefa se ha visto obligada a hacer un “invisible” en sus conferencias mañaneras. Su silencio es más ruidoso que un mariachi en plena fiesta y la ciudadanía ya no sabe si reír o llorar. Algunos dirían que es como si su equipo hubiera decidido que:

– «A veces es mejor callar y parecer un tonto que abrir la boca y confirmarlo».

Los memes ya comienzan a surgir, y es que hasta el más pintado podría imaginar a Claudia mirando al horizonte, como si a unos cuantos centímetros de altura se escondiera su índice de popularidad. Esta situación debe ser tan incómoda como el primer día de clases en un nuevo colegio, con la maestra haciéndole preguntas que no sabe responder.

Las encuestas son como las calificaciones en la escuela; si sacas malas notas, no hay forma de adornarlas. Claudia, en su intento por ocultar la mala racha, terminará más apretada que un zapato de charol en una boda. Nadie espera que su administración sea perfecta, pero, ¡caramba!, la percepción pública es lo que la gente quiere ver. Y esas encuestas son apenas la punta del iceberg de lo que se viene en la recta final de su gestión.

Así que, querida Claudia, la próxima vez que vayas a presumir, asegúrate de que el viento sople a tu favor. Porque, en esta carrera política, el trote es fuerte y los números no mienten: ¡que no te agarre la bajada como a un taxi en hora pico!

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