Como buen mexa, uno ya está acostumbrado a ver como el poder se mueve entre dimes y diretes, desaires y aplausos. Pero, ¡ay, Juchitán! La tierra del tun muy orgullosamente se atrevió a abuchear a Claudia Sheinbaum en un reciente evento. Sí, esa misma Claudia, la que trae la estafeta de la Cuarta Transformación. Y, para agregarle un poco de drama a la telenovela política, la acompañaban dos gobernadores de Morena y un alcalde que diría la abuelita: «Esto se viene en familia». ¡Y ni así funcionó!
Ahora, ¿qué pasó ahí? ¿El pueblo juchiteco se volvió repentinamente en contra de la 4T, después de haberles prometido el cielo con las manos? La verdad es que, aunque los organizadores quisieron hacer un evento de «todo bien, pura armonía», el pueblo no tiene pelos en la lengua. Y es que, si los eventos no vienen con la «mascota» de Morena que abunda en colores y banderas, el abucheo se convierte en el pan de cada día. Aquí la pregunta es: ¿habrá suficiente «carne asada» para preparar estos eventos o qué?
La cosa se pone culebra cuando te das cuenta de que estas reacciones en lugares como Juchitán no son más que un recordatorio para los que se creen los dueños de la verdad. «¡Qué popó lo que está pasando!» podrían decir muchos por ahí. Y a los que piensan que solo son unos cuantos abucheadores a quienes la democracia se les subió a la cabeza, pues no, hay mucho más de qué hablar. ¡El pueblo tiene voz, aunque algunos no se atrevan a girar sus orejas para escucharla!
Abuchean a Claudia Sheinbaum en Juchitán, Oaxaca. A lado de los 2 gobernadores morenistas y con un alcalde de la 4t.
Cosas que no le pasaban AMLO quien siempre llevaba su porra… pic.twitter.com/oSoUeNLeFY
— Jorge García Orozco (@jorgegogdl) November 22, 2025
Claudia, al igual que otros políticos en el país, ha querido hacerse un paseíto por el Sureste como si su sólo andar fuese un regalo del cielo. Sin embargo, se olvidan de que el pueblo tiene su propio taco de lengua y no se lo van a tragar tan fácil. Como diría mi amigo, «no puedes ir a querer encarrilar ~dudar~ a una raza que no está dispuesta a comerse tus cuentos».
Y aquí es donde el abucheo cobra sentido: si esperaban un aplauso fácil, pues bueno, no más. El electorado está cansado de promesas aireadas que nunca se materializan y está más listo que un influencer en día de campaña. En realidad, Claudia tiene la oportunidad de hacer algo bueno, que el pueblo llamando a las puertas, pero si sigue con esa actitud de «todo lo que hago está bien», pues le va a ir como en feria.
La moraleja de esta historia es clara: no subestimes el poder del pueblo. La risa, el abucheo y la ironía pueden ser maneras de expresar descontento. Y, si las cosas no mejoran, ya sabes qué hacer: ¡hazte de ruiditos con la gente! Porque aquí, mis queridos lectores, el pueblo tiene el micrófono, y si no les das la razón, el eco te lo devuelve.







































