El delito de feminicidio, la máxima expresión de la violencia de género, ha vuelto a colocar un grave recordatorio en la agenda nacional. De acuerdo con el más reciente informe de TResearch International, basado en los datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el mes de octubre de 2025 registró un pico de 74 casos en todo México. Esta cifra es altamente preocupante por dos razones: no solo se convierte en el número más alto de feminicidios mensuales en lo que va de 2025, sino que además iguala el nivel de la tragedia contabilizada exactamente en octubre del año anterior. Este estancamiento en el punto máximo anual enciende las alarmas entre la sociedad civil y los actores políticos, cuestionando la efectividad de las estrategias de seguridad implementadas.
A pesar de este pico mensual, el panorama general acumulado de enero a octubre de 2025 muestra una disminución del 18% en la incidencia de este delito en comparación con 2024. El total en los primeros diez meses de 2025 es de 597 feminicidios, frente a los 725 del periodo anterior. El análisis de la tendencia histórica de este crimen atroz sugiere que la disminución en la tasa de feminicidios se ha estado gestando desde 2022, indicando un cambio de tendencia después de años de incrementos continuos. Este dato es clave para el discurso gubernamental, al señalar una trayectoria de contención, pero debe matizarse con la cruda realidad de los picos mensuales como el de octubre.
Al revisar las cuentas en el contexto de la llamada «Cuarta Transformación», la acumulación de casos de feminicidio es un expediente de peso político. El sexenio pasado cerró con un total de 5,556 feminicidios. Al sumar los casos registrados durante el inicio de la actual administración, se alcanza la cifra histórica de 6,355 víctimas bajo gobiernos del partido Morena. Específicamente, en el tramo inicial de la gestión de Claudia Sheinbaum Pardo (CSP), se han acumulado 799 feminicidios hasta el corte de octubre de 2025. Este recuento incluye los 202 casos de finales de 2024 y los 597 de 2025.
La radiografía geográfica del crimen revela dónde la violencia se ha enraizado con mayor fuerza. Durante el periodo de la administración actual (CSP), el Estado de México (Edomex) se mantiene a la cabeza con 70 feminicidios. Le siguen el estado de Sinaloa con 61 casos y la Ciudad de México (CDMX) con 59. Chihuahua (50), Veracruz (44), y Jalisco (40) completan la lista de los estados con mayores decesos por razón de género. La persistencia del Edomex como la entidad con la cifra más alta es un dato crucial, pues ya lideraba esta estadística en el sexenio anterior con 720 feminicidios, señalando un reto estructural que las autoridades locales y federales no han logrado desmantelar.
Los números internos de 2025 muestran la fluctuación de un problema latente. El año había comenzado con cifras mensuales menores, tocando un mínimo de 46 casos en febrero, para luego ascender. El registro de octubre, con 74 casos, superó los 71 que se documentaron en septiembre. La incapacidad para reducir el máximo mensual con respecto al año anterior, sumado a la concentración de la violencia en estados clave, pone en entredicho la eficacia de los programas de prevención y justicia.
La exigencia ciudadana es clara: pasar de la estadística de disminución anual a una verdadera erradicación de la violencia que garantice que ningún mes vuelva a marcar un récord de impunidad y muerte. La vida de las mujeres no debe ser un número más en la «guerra en números» de la seguridad. El feminicidio persiste como un fenómeno lacerante que desgarra el tejido social y político de la nación, y su contención total es la asignatura pendiente más urgente para el gobierno.
